Después Del Laberinto {The Maze Runner FanFic} #2 (Los Inmunes)

13. Thomas

Había muchas personas amontonadas frente a su cabaña.

Thomas tragó con fuerza mientras se dirigía al gentío que lo llamaba. Lo llamaba a él.

Gally había ido a avisarle del suceso que había visto desde la Torre de Control, una especie de sitio de vigilancia que se habían montado sobre un árbol. El joven tenía una expresión molesta, como si lo hubieran obligado a dar la noticia.

—Eres peor que las pesadillas, Shank —mencionó Gally, cruzado de brazos, mientras caminaba junto a él.

—Ya deja de decirme así —replicó Thomas.

—Claro que no —dijo y tosió—. Shank.

Alessia no estaba en ningún sitio, al menos no a la vista.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Thomas y se colocó las manos en la cintura.

La gente se volteó hacia él y de pronto hubo silencio. Solo un joven avanzó unos pasos.

—No conocemos a Alessia —soltó y algunos rostros asintieron, en señal de apoyo—. Hasta donde sabemos, podría haber trabajado con Cruel. No... queremos que nos dirija.

Vaya, así que era eso, pensó Thomas. Era algo que casi se había sorprendido de que no pasara. Muchos ni siquiera la habían visto hasta que llegaron al Paraíso.

—Te preferimos a ti, Thomas. Tú... nos has salvado —continuó el joven de cabello cobrizo.

Thomas se tocó la frente con cansancio y soltó un largo suspiro.

¿Por qué siempre se dirigían a el? ¿Por qué pensaban que podía ser un líder? Sí, los había ayudado a escapar. ¿Pero eso lo convertía en un líder? Hasta donde sabía, tenía esas habilidades solo por haber trabajado para Cruel en su pasado, aunque eran recuerdos que nunca habían regresado porque él se había negado.

No quería tener esa responsabilidad de nuevo, aunque tampoco quería decepcionarlos.

—No depende de mí —respondió y se pasó una mano por el cuello, algo incómodo—. Ustedes decidirán. La mayoría, al menos.

Otro joven de piel oscura y cabello corto se puso junto a su compañero. Thomas creía recordarlo de algún sitio, aunque no estaba seguro de dónde.

—Conocí a Alessia cuando trabajábamos con el Brazo Derecho —mencionó y entonces supo Thomas en dónde lo había visto—. Es una buena chica, valiente, sin duda. Pero no es una líder, nunca lo ha demostrado. Siempre ha seguido órdenes. La única vez que hizo algo por sí misma fue cuando decidió darle la espalda a aquel que la había cuidado por no creer en sus buenas intenciones.

Varios alzaron la voz de forma afirmativa.

Thomas sintió una chispa de enfado. Alessia había luchado para que todos estuvieran a salvo, ¿y así era cómo la veían? Había sido torturada por Cruel y engañada por el Brazo Derecho.

—Mi nombre es Barry —anunció el joven del Brazo Derecho—.  Crean cuando digo que deberíamos pensar mejor en nuestras elecciones. No queremos cometer los mismos errores del pasado.

Muchos lo vitorearon, mientras que Gally soltó un bufido y puso los ojos en blanco.

—Qué fácil que se dejan llevar por las emociones del momento —comentó el joven, logrando que la multitud enmudezca—. Deberían dejar todas estas campañas ridículas para el día correcto y dejar al resto en paz.

Barry esbozó una media sonrisa.

—Descuida, yo no he organizado esto. Solo expresé mi opinión —replicó y se volteó hacia el grupo—. Vamos compañeros, hay tareas por hacer.

El grupo, ante el tono solemne de Barry, empezó a disolverse mientras cada uno se dirigía a su respectivo trabajo.

—Gracias, Gally —agradeció Thomas, sorprendido.

Gally se encogió de hombros.

—No lo hice por ti, Shank. Esto no nos convierte en mejores amigos. Solo no me gusta la holgazanería —respondió y se alejó dando zancadas.

Thomas soltó un suspiro y con el camino libre, se dirigió a su cabaña. De pronto se sentía mucho más cansado.

Cuando entró en su hogar, no le sorprendió que Alessia no estuviera ahí, aunque esperaba que sí. Caminó hasta la sala y se tiró agua del cuenco en la mesa en el rostro. Se pasó las manos por el rostro y entonces vio algo curioso sobre la cama que estaba a unos metros de allí. Se acercó y tomó lo que parecía ser una carta.

Cuando la leyó, una ráfaga de emociones lo envolvió: ansiedad, tristeza, miedo y un frío desolador.

Alessia se había ido.