23 de junio 2021.
El fuerte viento de la fría madrugada, provocaba que las ventanas tronaran, las puertas resonaran y las copas de los árboles se movieran de un lado a otro, haciéndoles perder unas cuantas hojas.
Emilia tenía problemas para dormir por el ruido que provocaba la naturaleza afuera de su casa. Estaba sola, su mamá y su hermana estaban fuera de la ciudad, habían ido a una convención de medicina, ya que las dos eran médicas. Odiaba quedarse sola en su casa porque cada vez que estaba sola, sentía presencia de alguien más con ella.
Comenzó a sentir mucho frío, así que se levantó de su cama y se puso a buscar una cobija más gruesa para calmar el frío que sentía. Encontró la cobija más gruesa que tenía y la acomodó en su cama. En ése momento la ventana de su cuarto rechino tanto que la hizo brincar del susto, además una puerta de abajo, se azotó tan fuerte que no pudo evitar soltar un grito de susto.
Corrió las cortinas la ventana de su cuarto para ver como estaba todo afuera, no podía ver bien por la oscuridad de la noche y solo un foco alumbraba afuera. Estaba viendo todo sin detenerse en un punto fijo, hasta que, de pronto, vio la silueta de una persona que la estaba viendo. Ahogó un grito de espanto y cerró las cortinas rápidamente. Su corazón se aceleró tanto y empezó a temblar, y ya no de frío, sino, de puro miedo.
«Tranquila, fue solo tu imaginación, no pasa nada». Pensó para tranquilizarse a ella misma.
Seguía parada, frente a la ventana. Respiró profundo y sin pensarlo dos veces, volvió a correr las cortinas, rápidamente. Ya no vio nada inusual. Respiró ya más tranquila y cerró las cortinas.
- ¿Me extrañaste? - dijo una voz detrás de ella, con un aliento tan frío que sintió como su cuello se congelaba.
Se dice que Alexa y Cinthya la hermana y mamá de Emilia. La encontraron completamente congelada en su habitación y con una expresión en su rostro de terror.
Su mamá encontró debajo de su cama, las libretas en las que Emilia dibujaba, estaba ojeando, sin prestar atención a los dibujos de su hija, ya que no tenían una forma específica. Estaban a lápiz y solo parecían ser sombras. Hasta que se detuvo en uno que llamó su atención y se le erizo la piel del susto.
Un rostro deformado, con una risa cínica. No se distinguía si era una forma femenina o masculina. El dibujo, no era de cuerpo completo, solo era la cara y el torso.
Tenía escrito:
"Se esconde en el cuarto que usamos de bodega, azota la puerta en las noches, le gusta el frío y sonríe todo el tiempo, me da miedo, pero nadie más lo puede ver y tampoco me creen.
Febrero 2007."Cinthya tiró la libreta al piso y salió corriendo del cuarto de Emilia. Estaba bajando las escaleras rápidamente y escuchó como se azotaba la puerta de la bodega.
- ¿Mamá? - escuchó la voz de Alexa lejos de ella
- Hija, ¿dónde estás? - dijo con la voz temblosa, la garganta se le empezó a secar.
- Ven, estoy en la bodega...
Cinthya bajó el último escalón y sintió una mano en su hombro. Volteó lentamente, estaba sumamente asustada.
-Esa voz no es la mía -dijo Alexa en un susurro, estaba llorando del miedo.
Salieron corriendo de la casa, no podían abrir la puerta del portón de afuera por los nervios y el terror, todavía se podía escuchar la voz imitando a la de Alexa, gritando: - MAMÁ, VEN, ESTOY EN LA BODEGA". Lograron salir y se fueron y nunca más regresaron por nada.
Tiempo después la casa abandonada se incendió y solo quedó intacta una sola habitación: la bodega. Y las libretas de Emilia, con los dibujos de un ser irreconocible.
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Historias cortas de suspenso
Short StoryRelatos de suspenso completamente diferentes, en las que se muestra que en ocasiones hay que tenerle mas miedo a los vivos que a los muertos, que hay que ser una buena persona sino la muerte te cobra todo lo malo que hiciste en vida, que si siempre...