Historias cortas de suspenso

MÁ

Algo extraño se sentía en el ambiente, el invierno había comenzado pero el inicio del frío no era el único impedimento para los habitantes de Ciudad Valle para no salir de sus casas cuando iniciaba a anochecer.

Eran mediados de diciembre y la alegría habitual de la pequeña ciudad no era la misma de todos los años pasados, y todo por las desapariciones de varias personas en las últimas semanas. Un mes para ser exactos.

Comenzó el 20 de noviembre con la desaparición de cinco amigos que salían del restaurante de comida rápida "Betty's dinner".

Charlotte, Regina, Adrian, Vanessa y Marco, no regresaron a casa esa noche, pero lo más extraño fue que no dejaron ni una sola pista que pudiera guiar a los policías en su búsqueda. El auto en el que viajaban los amigos, desapareció junto con ellos, pero sin dejar rastro. Al principio se creyó que los cinco habían decidido irse de la ciudad para buscar mejores oportunidades pero una semana después, siente personas más volvieron a desaparecer misteriosamente.

Y así, continuó elevándose el número de personas desaparecidas, pero ya no era de una semana a otra, sino cada tercer día y recientemente, cambió a diario.

Ciudad del Valle solo cuenta con una población de un poco más de 3,000 habitantes, así que la desaparición diaria de un grupo de cinco a diez personas, es mucho y sumamente preocupante.

Nadie podía explicarse que es lo que estaba sucediendo, las autoridades tuvieron que pedir ayuda a detectives de la capital para poder encontrar a todos los desaparecidos o a quien los estuviera secuestrando.

Desafortunadamente,  ni las autoridades de la capital pudieron ser de ayuda como se esperaba. No había pistas, ni una línea de investigación específica que seguir, quien fuera que estuviera detrás de esto, no tenían un tipo específico de víctimas a las cuales elegir, sino que a cualquiera que se encontrara, se lo llevaba.

Se tuvo la sospecha de que podría ser un animal pero hasta los animales dejan un rastro. Así que no había duda. Una persona o grupo de personas estaba detrás de cada desaparición.
•••
Lorena estaba sentada en una banca del centro esperando a que su madre terminara de hacer unas compras para el día de navidad. Ella decidió quedarse afuera, no quería estorbarle a las personas dentro de las tiendas, la joven Lorena había perdido la vista completamente del ojo izquierdo y solo veía un poco con su ojo derecho, la gente a menudo la empujaba, pues no se daban cuenta que no podía ver bien.

Lorena estaba tranquila, todavía era temprano y había mucha gente afuera, así que no había peligro - todavía- .

Percibió un aroma extraño acercarse a ella pero no lo reconoció. Debido a su poca agudeza visual, pudo desarrollar sus otros sentidos de una mejor manera y el olfato le funcionaba muy bien. Así que supo enseguida que no era una persona que conociera, pero no la hizo inquietarse, pensó que seguramente era una persona en la misma posición que ella, esperando a que su acompañante terminara de hacer sus compras navideñas.

Sintió cada vez más cerca el olor penetrante en sus fosas nasales, lo que le provocó un estornudo que no pudo reprimir.

- Dios te ayude, pequeña niña. - le dijo la persona cuyo aroma le provocó el estornudo sin saber que ella había sido la razón.
La voz le pertenecía a una mujer mayor y aunque sonaba delicada, parecía que solo fingía hacerla sonar más suave.

- Gracias - contestó Lorena esbozando una sonrisa tímida, trato de ver con su ojo derecho a la persona pero no le distinguió bien la cara.
Solo pudo observar que vestía de negro y que le estaba sonriendo, pero sus dientes parecerían estar en mal estado.

- ¿Estas tu sola aquí? Te ves muy pequeña para estar sola...

- Estoy esperando a que salga mi mamá de la tienda de enfrente. - contestó Lorena un poco nerviosa. Pues no se sentía agusto con la presencia de esa misteriosa mujer.