Como quisiera que tomar esta decisión fuese tan sencilla como la de decidir que espada llevaré a un combate, con las espadas mi decisión siempre depende de su ligereza dependiendo de mi armadura, y nunca tengo temor a equivocarme si escogí o no la adecuada, quisiera sentir esa misma seguridad de casarme con Elena, la amo y me ama, pero no es eso lo que me da inseguridad, corren tiempos difíciles, hay mucha sangre y dolor en las calles debido a la guerra, lo que un guerrero de infantería pueda ofrecer a una joven de alta cuna acostumbrada a grandes lujos puede ser muy poca cosa, aunque ella le reste importancia a lo humilde que será nuestra vida juntos y me diga que mientras nos amemos nada podría estar mal, las costumbres de toda una vida no se pueden ignorar solo por amor, tengo el miedo que un día cualquiera dentro de mucho tiempo o quien quita que dentro de poco tiempo sus impulsos reprimidos salgan a flote y reclamen lo que les he quitado; además no es sólo eso lo que me preocupa, está también esta maldita guerra contra Sarmos, que tiene en miseria todo nuestro reino, y lo ha convertido en el peor sitio y momento para formar una familia, una familia que con con hijos o sin ellos, puede quedar en cualquier momento sin su figura paterna o dejar viuda en un parpadeo a Elena, por Dios!, Como quisiera ser solo un campesino y no esté cobarde guerrero en el que me he convertido, o mejor aún, haber conocido a Elena antes de haberme enlistado en la milicia, pero ya no hay vuelta atrás, lo único que me decepcionaría más que la infelicidad de mi mujer o mi familia es considerarme y ser considerado un desertor, sería como cometer traición a mi Reino, a mi Reina, ser considerado un pusilánime, una escoria para la sociedad, prefiero el suicidio a semejante aberración de un ser sin honor
La boda fue ayer, fue sencilla, no hubo muchos invitados, solo asistieron nuestros amigos más allegados y el Sacerdote. Fue en esa hermosa colina de nuestro sector en la que tantos encuentros furtivos tuvimos debido a la renuencia de sus padres a aceptar nuestra relación. Tuvo que ser así, sencilla sin invitar a su familia, ya que primero la encarcelan antes de ver a la primogénita de la gran Familia Vilchez, de dónde proviene la mismísima Reina que es su tí, casada con un plebeyo de poca monta. Mi familia sin lugar a duda hubiese estado ahí, la estuvo en mi sueño de anoche, en dónde mi abuelo seguía vivo, y pudo presenciar la boda en primera fila, el lo fue todo para mi, mi madre y mi padre, aunque, quizá mis padres ahí hubiesen estado también, mi madre de no haber muerto en mi parto o mi padre de no haber sido ejecutado cuando tenía cuatro años, pero no los soñé, tal vez tengan su oportunidad, espero tener muchas noches más para que ellos tengan la dicha de verme casado con la mujer a la que más he amado. Aunque sea en sueños, tener esa satisfacción aunque sea imaginaria de ver su felicidad en esos ojos que ni siquiera recuerdo a causa de ese hijo que no pudieron ver crecer
Si, me casé, tome la decisión a pesar de todos mis miedos e inseguridades, Elena me ayudó, verla tan seguido en estos últimos días me confortó, mis dudas al lado de ella se esfumaban siempre, por eso temo pensar tanto cuando no estoy con ella, sus palabras antes del día de nuestra boda aún resuenan en mi cabeza
"Nunca temas amor mío de hacer lo que te dicta el corazón, estaré a tu lado, y tu al lado mío, incluso si no estamos juntos, ni la muerte ni el dinero me soltará de tu mano, eso te lo aseguro".
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TU Y YO
RomanceDescubre todas las facetas del amor en una relación que se impone ante el tiempo y al destino.