<<Hermanos>>

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Los hermanos Guillermo y Ramón tomaron el camino que llevaba a su antiguo hogar. Tenían ganas de ver nuevamente su casa. Al acercarse, Guillermo, que era el que iba conduciendo el auto, desaceleró y cruzaron lentamente.- ¡Que vieja que está! - exclamó Ramón mirando hacia la casa. - Y sí, nadie la habita desde que nos fuimos - dijo Guillermo. - ¿Por qué los viejos nunca la vendieron? - Qué sé yo - respondió Guillermo -. Sabes que papá y mamá siempre estaban llenos de misterio cada vez que hablábamos de la casa. - Es cierto... Guillermo, ¿vamos a entrar? - Vamos. ¡Ah! Pero no tenemos llave.- No creo que haga falta; la puerta se está cayendo a pedazos. Bajaron del auto y caminaron hacia la entrada. Empujaron el portón y entraron al terreno que hacía tanto tiempo que no pisaban.La casa se encontraba en un lugar bastante apartado, el hogar más cercano apenas se veía desde allí, los alrededores eran pura campo y arboledas. La puerta estaba tan destartalada que casi cae cuando Ramón la empujó con el pie. El interior estaba sombrío. Permanecieron un momento en el umbral. Sus vistas se adaptaron a aquella media luz, luego avanzaron mirando hacia todos lados. Atravesaron la sala, entraron al corredor y fueron recorriendo los cuartos. Caminaban sin decir una palabra, observando todo, recordando. En el piso había basura, lo que indicaba que en algún momento alguien más había ocupado la casa, vagabundos probablemente. Tirada en el suelo había una muñeca del tamaño de un bebé. - Mira Ramón, tu vieja muñeca ¡Jajaja! - bromeó Guillermo.- ¡Jaja! Sería tuya en todo caso. Los dos cruzaron por la muñeca mirándola de reojo. La muñeca tenía un gesto en la cara como si estuviera enojada. Cuando entraron a otra habitación Guillermo se volvió hacia su hermano y le preguntó:- ¿De quién sería esa muñeca? Parece vieja. Se nota que ocuparon la casa por un tiempo, pero lo más seguro es que fueran indigentes, y no los imagino jugando con una muñeca. - Quién sabe, tal vez tenían niños.Siguieron su recorrido pensativos. Cuando regresaban escucharon un ruido, y al volverse vieron que la muñeca atravesaba el pasillo gateando velozmente. Salió del cuarto en donde estaba y entró a otro. Los hermanos se miraron espantados y salieron corriendo. En su huída creyeron oír algo. Después, muy lejos de la casa, al intentar entender qué había pasado, qué era aquello, cada uno dijo lo que creyó escuchar después de ver a la muñeca. Los dos habían escuchado: "Hermanos, soy yo".

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