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Holi

—¿Estás bien?

Joaquín había sentido la presencia de alguien aproximarse, pero se sentía tan drenado emocionalmente como para tan siquiera reaccionar. Supo de inmediato que se trataba de Walter mientras ponía una de sus pesadas, pero gentiles manos sobre su hombro. Su pulgar masajeó dónde su clavícula estaba, y luego se sentó junto a él en el asiento.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó, con la mirada perdida y la voz rota.

No pretendía ser grosero, pero no pudo evitar que las palabras abandonaran su boca, así como así.

—Zayn me envío, quería que me asegurara de que tuvieras todas tus cosas en orden.

—Creí que estabas con Sabrina... ella te necesita más que yo.

Walter mostró una sonrisa pequeña a labios cerrados, le condolecía.

—Ella no quiere verme —dijo. Joaquín notó que intentaba no sonar ofendido, pero descubrió el reproche en su voz. Walter de inmediato corrigió sus palabras—. No quiere ver a nadie, no ha parado de llorar desde ayer.

—¿Y por qué Zayn te envía a ti? —interrogó Joaquín. Se negaba a creer que era una simple coincidencia. Había notado una inconsistencia en la actitud del líder desde que llegaron a Londres, pero no se había atrevido a señalarla.

Él era el castigo de Emilio, lo habían forzado a cuidarlo para enseñarle una lección. Ahora, era Walter quien lo seguía como sombra por el campamento, preguntándole cada dos minutos si todo se encontraba en orden, y Joaquín dudaba que lo hiciera de buena fe, por más bondadoso que éste fuese. ¿Por qué ahora? ¿Por qué de la nada?

—¿Dónde está Emilio?

Walter hizo un ruido extraño con su lengua, mientras sus ojos merodeaban por el lugar. Ahora estaba igual a como lo habían encontrado, como si nadie hubiera estado ahí.

—No lo sé —respondió, sonando lo más franco posible, pero Joaquín pudo sentir que estaba mintiendo.

—No sé dónde está desde ayer, me preocupa.

Walter suspiró cabizbajo.

—Solo dale tiempo de aceptar la idea, fue el novio de Azul por mucho tiempo después de todo.

Joaquín jamás admitiría el tirón doloroso que sintió en su corazón, como si alguien hubiera atravesado su pecho con la mano solo para arrancar su corazón bruscamente. Por supuesto que sabía que Emilio y Azul tenían historia, mucha más de la que él podría llegar a tener con el General; no entendía por qué todos tenían que restregárselo en la cara.

Sus emociones estaban por todas partes, y no quería desquitarse con Walter, sobre todo cuando sabía que él solo trataba de ayudar, pero por el momento, no había nadie que pudiera ayudarlo, e irónicamente, la única persona con la habilidad de hacerlo sentir mejor estaba a metros bajo tierra.

—¿Y el bebé? —preguntó en cambio, entonces el rostro de Walter se iluminó como luces de navidad.

—Con Jackie, el grupo está turnándose. ¿Quieres conocerlo?

Joaquín se descubrió negando la cabeza tan pronto las palabras de Walter abandonaron su boca. No quería admitir que sentía resentimiento hacía el bebé, porque no quería sentirse egoísta. Si de algo Joaquín estaba seguro sobre sí mismo, es que era buena persona, pero ahora, lleno de lágrimas y envuelto en pena, no solo suya, sino de sus amigos también, deseando que un bebé no existiese, no podía dejar de sentirse de todo, menos buena persona. De alguna manera, sentía que ese niño era el responsable de la muerte de Azul.

Voraz|Emiliaco|adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora