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Me encontraba sentada en mi mesa, Slytherin viendo a la nada. Ya que era un año nuevo ingresaban estudiantes de primero.

Gryffindor!
Hufflepuff!
Ravenclaw!
Slytherin!

Repetía cada segundo, mi cabeza era un lío.

Miraba a los miembros de mi casa con cautela, podía ver en ellos

Nada

Simplemente nada, uno más del montón. Aunque fueran de slytherin podía ver que se esforzaban por ser como los magos "malos" antiguos de nuestra casa. Algunos ni siquiera pertenecían a Slytherin, simplemente le rogaron al sombrero para no defraudar a sus padres, patéticos.

Sentí una mirada en mi, levante la vista y me encontré con algo raro... Tom Riddle me estaba mirando. Era la primera vez que hacíamos contacto visual, él nunca me miro, y nunca intercambiamos una palabra, ni siquiera cuando éramos niños.

Su mirada estuvo en mi durante unos segundos que parecían horas, sin embargo nunca aparte la mirada.

Pude observar su cara, estaba mucho más lindo que la última vez.

Me di cuenta de que ya habían terminado con el sombrero seleccionador y tuve que apartar la mirada para oír a Dumbledore.

Termino el discurso larguísimo de Dumbledore y comenzamos a comer.

-Qué harás hoy? -Dijo Pansy sacándome de mi mente.-

-Nada, leer y estudiar.

Ese era mi objetivo, estudiar, para ser mejor que cualquiera que estuviera sentado en esta mesa.

-Que aburrida. -Me dijo rodando los ojos.-

-Lo que para ti es aburrido para mi es poder ser alguien en la vida.

Pansy siempre fue de las personas que no les importa estudiar para ser algo o alguien, pero tenía notas perfectas. No se dejaba estar.

-Como si sirviera de algo.

-Si, sirve. ¿Cuándo terminemos Hogwarts que harás por la vida? ¿Vender golosinas como los Weasley?

-No es una mala idea.

Agh. El trabajo de los gemelos Weasley no era malo, solo que algo tonto. Igualmente lo apreciaba.

El día se estaba haciendo eterno, y recién había comenzado.


Estaba en la sala común de Slytherin continuando la lectura que Draco y Pansy habían interrumpido en el vagón.

Aparte el libro para mirar a la nada. Preguntas llegaron a mi cabeza.

¿Por qué Riddle me había mirado?
Su mirada era escalofriante, era fría.

¿Por qué mi padre me había dejado ese pergamino?
Crucio, era cruel.

Quería investigar las dos cosas, lo de Riddle no creo que sea para tanto. Quizás solamente estaba viendo a otra persona y se topo conmigo. Otra respuesta no había, él nunca se había interesado en mí.

Así que opte por la segunda opción. Tampoco había mucho que averiguar, era claro que era para protegerme. Pero aún así quería poner a prueba la maldición.

Camine buscando un lugar vacío hasta que encontré uno. Nunca había visto ese lugar, era solitario y estaba sucio, supongo que había estado cerrado o que nunca nadie lo había visto. Estaba medio oculto.

Cerré la puerta y comencé a buscar algún insecto o algo para poner a prueba la maldición.

En una esquina encontré una araña grande. Me sirve.

Coloque la araña en una mesa que había y la apunte con mi varita.

-Crucio. -Pronuncie apuntado a la araña.-

Ella no hizo ningún movimiento raro, seguía estable.

Maldije en voz baja.

-Crucio. -Volví a intentar.-

La araña no hizo ningún gesto. Por algún motivo no me salía la maldición

-Tienes que desearlo.

Dijo alguien a mis espaldas.

Su voz era, wow. Era un hombre.

Me di la vuelta y lo vi, Tom Riddle...

-¿Qué haces aquí? -pregunte impaciente.-

Nunca había hablado con él, solo escuche su voz en clase.

-Tienes que desearlo, sino no te saldrá.

El ignoro mi pregunta.

Me di la vuelta y volví a acercarme a la araña.

-Crucio. -Dije apuntándole y deseando que esta se retorciera de dolor.-

Como si hubiera leído mi mente, la araña se retorció y comenzó a quejarse de dolor.

Sonreí satisfecha al ver a aquella.

Me di la vuelta nuevamente y vi a Riddle aplaudiendo.

-Aprendes muy rápido, Grindelwald.

Me tense al escuchar que dijo mi apellido, pensé que no me conocía.

-Es una de mis cualidades, Riddle. -Dije mirándolo a los ojos.

C 🛐

Pequeña Grindelwald. • Tom Riddle •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora