𝑹 𝒆 𝒅 𝑳 𝒊 𝒈 𝒕 𝒉 𝒔¦ La vida de Verónica se trataba de encontrar paz, ahora está encerrada en una basé militar Rusa, donde fue llevada luego de es catastrófico ataque al laboratorio. Donde unas semanas antes había perdido a su otra mitad, Ja...
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-', Estamos bien. ,'-
Cada pasó que daba a la habitación de Will se sentía como el último, parecía eterno. Ese lugar se había convertido en mi santuario, mi nuevo lugar seguro. Al levantarme el día de hoy tenía tanta confianza, esperaba el poder llegar y reírnos en la sala por el exceso de preocupación de Steve, realmente esperaba acabar el día junto a Will, seguramente hablaríamos de cualquier cosa hasta quedarnos dormidos... En estos momentos todo parecía tan lejano, un sueño muy lejano que resguardada en mi atrofiada cabeza.
Ahora estaba frente a la puerta, mi mano sudaba contra la manilla. Me parecía tan estúpido el hecho de querer llorar aunque aún no había logrado entrar, la confianza que me tenía se había agotado después de los acontecimientos de este día de mierda.
La valentía que presumía no valía nada. Experimente situaciones tan peligrosas, muchas me dejaron prácticamente muerta, pensé que mis miedos ya estaban vencidos. Pero no, aún así aquí estaba, congelada frente a una puerta.
Solté un poco el aire contenido en mi pecho, gire la manilla y me adentre en la habitación cerrando la puerta luego. Todo estaba igual a esta mañana, cómo si nada hubiera cambiado desde que me fui.
Will se encontraba sentado en el suelo al otro lado de la cama, su espalda apoyada en la madera y su cabeza recostada en el colchón. Miraba al techo como si fuera lo más interesante del mundo, creo que era algo que ambos hacíamos cuando queríamos pensar en nuestros problemas.
El sabía que estaba ahí, pero no efectuó ninguno movimiento o pronunció alguna palabra. No sabía si debía avanzar, parecía bastante enojado por mi cercanía allá abajo, tampoco sabía si quería tener esta conversación. Las palabras de Jonathan tomaron sentido dentro de mí, no podía rendirme con Will.
—¿Vienes a decirme cosas que ya debería saber? —Inquirió rompiendo el silencio. Su mirada aún se encontraba en el techo, seguramente queriendo ignorar mi presencia. —Creo que ya es tarde, todos lo saben, así pierde el sentido.—Ironizó con falsa burla. Una lagrima se derramó por su mejilla, la quitó con su mano con brusquedad.
—Vengo a disculparme Will, necesitamos hablar... —Expresé por lo bajo, una risa sin gracia salió de él.
—Bueno, también es un poco tarde para eso. —Agregó pesado
Suspiré rendida y caminé unos pocos pasos hasta quedar junto a él, luego me agache hasta quedar a su lado, en su la misma posición.
—Se que el techo parece interesante, ¿Pero podrías mirarme? —Cuestioné, el niega con su cabeza.—Necesito que me veas, por favor. —Insisto, cambié mi posición acomodandome frente a él.
