𝑪 𝒂 𝒑 𝒊 𝒕 𝒖 𝒍 𝒐:𝗦𝗘𝗜𝗦

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',- La huida ',-

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',- La huida ',-

Los minutos pasaban, y yo contaba cada segundo dispuesta a relajarme. El reloj que estaba encima de mi pequeño buro marcó las 11:47, me levanté de mi cama dispuesta a prepararme.


Anudé varias veces mis botas de invierno, tomé mi chaqueta y me la puse encima. Levanté la mochila que se encontraba escondida bajo mi cama y a paso lento me dirigí a la puerta. Salí de la que alguna vez fue mi habitación, donde muchas veces jugué a escondidas con Rudrish.


Empecé a Caminar por el estrecho pasillo alumbrado con focos amarillos. Me encontraba hecha un manojo de nervios, deseaba en mi interior llegar a la zona de vehículos sin ser vista.


Los pasillos estaba desolados, todos se encontrarían durmiendo luego de un agetreado día de trabajo. Llegué a la intersección, la cual me avisaba que me encontraba a solo unos metros de la zona de vehículos. Sentí una gran felicidad dentro se mí.

La felicidad se esfumó en un instante.

Cuando me encontraba a unos cuantos pasos de mi meta, un soldado centinela se percató de mi presencia. No tenía idea del porqué se encontraba aquí, los centinelas no hacen guardias, aparte se encontraba bastante lejos de su pelotón. El destino quería joderme.

Los centinelas eran los militares con un rango mucho más alto de lo normal, se consideraban como la elite del jodido ejército Ruso. Entrenaban día y noche junto con Rudrish, ellos estaban por encima de todo.

—Estás muy lejos de tu pelotón Díez, ¿Qué se supone que haces aquí? —Indagó con una sonrisa, mi corazón empezó a ir más rápido gracias al nerviosismo.

—Solo paseaba, no podía dormir. —Contesté con simpleza. El asintió lentamente, analizando mis movimientos.

—¿Con una mochila y ropa de invierno?—preguntó nuevamente, burlón. Me había descubierto.

Reaccione lo más rápido que pude y le lance un golpe a su mejilla, girando rápidamente sobre mi eje y acompañandolo con una patada a su costado izquierdo. Solté la mochila para que no me hiciera impedimento a la hora de pelear con el.

Yo era buena, pero el era un jodido centinela. Ambos podíamos matarnos.

Recibía mis golpes con simpleza y empezó a contraatacar con rudesa.  Su gancho derecho impacto en mi rostro, y con una gran fuerza logró levantarme y lanzarme contra una pared.


Me levanté muy rápido, y ambos empezamos una lucha bastante pareja.  Ambos nos proporcionabamos puñetazos y patadas dignas de nuestro entrenamiento.


En un momento recordé la daga que se encontraba en mi bota derecha. La cual fue un regalo de Cumpleaños de parte del general Kadrish, para algo tenía que servir ése viejo.

En un momento de distracción de su parte, me dispuse a tomarla.

Cuando la tenía en mi mano, preparada para atacar, el desgraciado me la tumbo de un manotazo, alejandola de mí. Me distraje por la sorpresa, y un segundo bastó para qué el me tomará del cuello, intentando estrangularme.


Me acorralo en la pared, mientras me levantaba unos cuantos centímetros del suelo, aprentando aún más su agarre en mi cuello. Mis pulmones exigían aire a gritos.

Voltie la mirada y divisé la daga a unos metros en el suelo, era mi oportunidad. Con mi mano libre dirigí mis poderes a esta, la cual se levantó y llegó con rapidez a mí.


Se la clave en el cuello a mi abversario, el cual me soltó inmediatamente. Una sonrisa sonsarrona se escapó de mí, la cual se desapareció rápidamente Cúando me percaté que el bastado había abcionado la alarma.


—Carajo con los rusos y su lealtad.—Comenté frustrada.

Tomé mi mochila y mi daga, la cual estaba llena de sangre. Empecé a correr cómo nunca hacía los vehículos, tenía los minutos contados.

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𝑅𝐸𝐷 𝐿𝐼𝐺𝑇𝐻𝑆________𝑾𝒊𝒍𝒍 𝑩.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora