Una llama en el corazón

6.- Humo

Para Lemy fue un estupendo día escolar, hasta incluso no le importó en lo mas mínimo que Lupa le hiciera calzón chino por avisar a su padre que fuera a la escuela cuando ninguna de sus hermanas se lo pidió y en especial ella.

Era de noche, su familia había terminado de cenar y el niño ayudaba a su padre a lavar los platos aunque jamás en su corta vida haya lavado uno.

Pensó que después irían a ver caricaturas hasta la hora de dormir, pero sus planes se vinieron abajo, ya que Lincoln tenía que irse.

—¿A dónde vas papá? – preguntó el niño al ver a su padre buscando algo por la casa.

—Mañana tengo que ir a trabajar Lemy, y pues tengo que regresar a mi casa – habló Lincoln para luego subir las escaleras.

—¿Puedo ir contigo?

—No, tienes que estar con tu madre, además no puedo llevarte conmigo porque trabajo hasta la tarde – Lincoln abrió un poco la puerta de la habitación de Lynn y la encontró haciendo posees como si fuera una fisicoculturista mientras escuchaba "Can you feel my heart" usando su chaqueta —Espérame aquí afuera.

Cuando Lincoln entró a la habitación, Lemy pegó la oreja en la puerta.

—"Lynn ya me voy, dame mi abrigo"

—"No"

—"Ya eres una adulta, deja de saltar en la cama"

—"No"

—"Diablos Lynn"

De pronto, Lemy comenzó a escuchar un alboroto dentro de la habitación, podía oír como su padre recibía golpes de parte de su tía Lynn e incluso podía alcanzar a percibir como golpeaban las paredes.

Unos segundos después, escuchó un fuerte golpe que provocó un silencio en el cuarto. Luego, Lincoln salió de la habitación cojeando un poco, sin embargo, no lo golpearon en la cara.

—No le gané, pero obtuve lo que quería – decía Lincoln adolorido mientras se ponía su abrigo.

—Esa chaqueta debe ser muy es especial para ti papá – dijo Lemy señalando la prenda del albino.

—Realmente no, se lo gané a un compañero en las cartas y la uso nomás para molestarlo... Y por cierto, no apuestes, es malo, mata el alma y la envenena...

—¿Hasta cuándo vas a volver?

—Intentaré el viernes por tarde, pero puedo volveré el sábado por la mañana.

—¿Enserio vas a volver? Ser bombero es muy peligroso...

—Si Lemy, pero en este lugar los edificios no son muy altos y además, te prometo que tendré cuidado.

Lincoln frotó la cabeza de su hijo entregándole un poco de confianza y a su vez poder quitar algo del miedo que sentía su pequeño. Después, el albino tomó el resto de sus cosas y salió del hogar de sus hermanas.

Mientras tanto, Lemy miró a su padre irse desde la ventana de la sala. No quería que se fuera, pero tampoco lo podía obligar a quedarse con él, sin embargo, legalmente si podía, pero Lemy no sabía nada de derechos como lo sabía su tía Lori o Leia.

De pronto, Luna llegó detrás de su hijo al notar su estado de ánimo.

—Ya no estés triste cariño, tu padre vendrá el siguente fin de semana – dijo Luna posando su mano en la cabeza de su hijo.

—Mamá ¿Podrías pedirle a papá que viva con nosotros?... Sé que somos muchos y no juzgaré que mis tías y tú tengan hijas del mismo hombre, pero uno más apenas importa – expresó Lemy en un intento de convencer a su madre.