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    ______ estaba completamente sorprendida por su comportamiento. Ella no era su esposa. Presuntamente, iba a ser su amante y no había nada respetable en eso.
Además, que fuera virgen o no solo era asunto suyo.
Y era culpa de Justin que la hubieran insultado, de eso no le cabía duda. Era una locura haber sido presentada a todas aquellas mujeres cuando debían creerla una persona sin escrúpulos... Aunque, si su padre había tenido cien concubinas, la gente pensaría que era extraño que él solo tuviera una.
Después de atravesar innumerables habitaciones, tantas que ______ estaba segura de no poder encontrar el camino de vuelta, Justin se detuvo por fin y la dejó en el suelo con mucho cuidado.


-Que no seas virgen solo es asunto mío -anunció, con los labios apretados.
-Y mío, si no te importa.


La habitación era más grande y lujosa que la de ______ y en ella había una cama en la que podrían dormir seis personas...
¡Una cama! Cuando intentó alejarse, vio que algo metálico volaba por el aire y se clavaba en el cabecero. Incrédula, ______ miró la daga de Justin clavada en la madera.


-Me haré un corte y mancharé la sábana de sangre -murmuró él, con toda tranquilidad.
______ apartó los ojos de la daga, estupefacta. Estaba claro que la virginidad era algo de suma importancia en Jumar. Su guerrero del desierto estaba dispuesto a hacerse sangre para ocultar lo que creía un problema.
Los ojos dorados del hombre se clavaron en ella con intensidad. La furia había desaparecido.
-Justin ... No me puedo creer que estemos teniendo esta conversación. ¿Y qué ha sido ese numerito de la daga?
-Cuando nos conocimos, cometí el error de asumir que eras tan inocente por dentro como por fuera. Era la fantasía de un crío. Muchos hombres árabes tienen similares fantasías, pero ahora me he vuelto más moderno.


¿Moderno? ______ miró la daga clavada en el cabecero. ¿Cómo habría sido su padre? Pero sentía algo en su interior, algo a lo que no podía poner nombre. El príncipe Justin ibn Bieber era lo que era, un príncipe feudal. Su pátina de sofisticación la había engañado una vez, pero bajo esa pátina había un hombre educado en creencias medievales. El hombre con reputación de mujeriego que, sin embargo, había parecido insultado cuando ella lo invitó a pasar la noche en su casa.
¿Por qué? Solo entonces ______ entendió la razón. Justin la había colocado en un pedestal y cuando creyó descubrir que no era pura, decidió arrancarla de su vida. Decía que era la fantasía de un crío y que había cambiado... pero seguía siéndolo. Con sus palabras sobre el honor, la virginidad, las concubinas... ______ no creía nada de eso.


-Pareces muy seguro de que he tenido otros amantes.
- ¿Qué otra cosa puedo pensar después de que me invitaras a dormir contigo?
De nuevo, volvían a aquella catastrófica noche. Habían pasado doce meses y él seguía recordándolo como si fuera un insulto. Aquella noche, ______ se había sentido romántica, atrevida, emocionada... y él la había creído una chica fácil.
- ¿Y si te digo que no ha habido otros hombres?
-Te diría que no tienes que mentir.
-No es mentira. Y si tanto respeto tienes por la virtud de una mujer, deberías apartar tus manos de mí.
La sonrisa del hombre la dejó desconcertada.
-No.
- ¿Por qué no?
-Porque tú eres especial. No intentes hacerme cambiar de opinión, porque no lo haré. No entiendo por qué sigues intentándolo. Sé que me deseas tanto como yo a ti.
- ¿A sí?
______ estaba un poco nerviosa, pero intentaba disimularlo a toda costa.
-Y eso me llena de alegría. Lo admito como un fallo -dijo Justin, antes de volver a tomarla en brazos con toda tranquilidad.

Después, la sentó sobre la cama y le quitó los pendientes y la pulsera-. Pero a mí no me han educado para ser un perdedor. Me han enseñado a ser despiadado y competitivo.
______ observó que dejaba las joyas en una bandeja de plata.

Chantaje al Amor (Justin y tu) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora