omorashi kurojitsuji (traducida)

capitulo 8

sebastian entra al estudio de ciel con su té de la tarde. cuando se acerca al escritorio, el niño hace una pausa en su trabajo momentáneamente y se retuerce levemente. Puede que otro no haya notado el movimiento, pero Sebastian está en sintonía con cada gesto de Ciel, por lo que está alerta tan pronto como sucede. sebastian toma la tetera y mira a ciel con atención; el conde no comenta cuando sebastian presenta el té, pero frunce el ceño. sebastian sospecha que el chico está tan atrapado en su trabajo que no ha atendido sus necesidades básicas, al menos hasta este momento. "Date prisa", dice Ciel, confirmando la sospecha de Sebastián. está demasiado ansioso por que sebastian se vaya que no ha pensado en ordenarle - para placer de sebastian.Coge la taza de porcelana, levanta la tetera por encima de ella y sirve el té. Tan pronto como el té salpica en la taza, la cabeza de Ciel se levanta para mirar a Sebastian con una vaga expresión de horror. ese gran ojo azul se ensancha; Sebastian lo mira debajo de sus pestañas mientras se vierte. ve a Ciel retorcerse aún más en su silla, y siente que sus propios ojos brillan. decide probar más a su joven maestro; dejar que su verdadera naturaleza supere el límite entre bestia y mayordomo, aunque sólo sea por el momento. continúa sirviendo incluso cuando el té llega al borde de la taza mientras Ciel observa; deja que se derrame, manchando sus guantes blancos. mientras el té salpica sobre el carrito de servicio, mira directamente a ciel y vuelve a enderezar la tetera para dejarla en el suelo."Pido disculpas, joven maestro", dice, pero Ciel ya se está desbordando, Sebastian se da cuenta. suavemente devuelve la taza de té al carrito, ahora un desastre, y la cara del niño se arruga maravillosamente mientras se orina. el aire se llena con su aroma, mezclado con el aroma del té y los dulces. deja escapar un pequeño sonido, un gemido de alivio y vergüenza, y vuelve la cara. "Vete", dice, con la voz tan firme como puede. ciel está tan delicioso así, piensa sebastian, mientras ve al chico ruborizarse de vergüenza. ciel le levanta la voz a sebastian, pero sebastian se queda donde está, un mayordomo junto a la deshonra de un carro de servicio y frente a su deshonrado joven amo, y solo siente alegría.