¡She Is My Daughter! ||Vsoo

II

Cinco años después.

Jisoo: Y con estos quinientos, en total tenemos mil dólares. –Finalizó la chica de contar el dinero.–

– Vamos Jisoo, siempre te he dicho que está bien, ¿Por qué sigues insistiendo en pagar? –Le reprochó su amiga Tailandesa.–

Jisoo: Fuiste la única que me ayudó hace años Lisa, era justo que te devolviera cada centavo que gastaste en mi.

Lisa: Lo hice con mucho cariño Soo, tú me ayudaste cuando viajé de Tailandia, tenías mi amistad fielmente.

Jisoo: Por eso mismo te devuelvo cada centavo que me prestaste, para seguir teniendo esa amistad fiel y sin deudas. –Finalizó el tema sonriendo.– Es hora de que EunJi salga del kínder, debo irme. –Dijo poniéndose de pie.

Lisa: ¡Oh yo te acompaño!

Ambas emprendieron en el auto de la Tailandesa de flequillo hasta llegar a aquella escuela privada donde estudiaba la alegría más grande de Jisoo.

– ¡Tía Lisa! –Gritó la pequeña corriendo a los brazos de la más alta.– Viniste a verme. 

Lisa: ¡Claro que sí pequeña! Estaba con tu mamá y quise venir a ver a mi sobrina favorita.

Jisoo: ¿A mi no me piensas saluda señorita? –Habló fingiendo molestia con su hija.–

La pequeña brincó a los brazos de su madre y llenó de besos su rostro.

– Señorita Kim, necesito hablar con usted. –Se acercó la profesora de EunJi a las tres chicas.–

La pelinegra bajó a su hija y la dejó encargada con su amiga en lo que resolvía aquel problema, en realidad no se trataba de nada malo y solo le debían pasar el reporte de los resultados de las evaluaciones que le hicieron a la menor.

Lisa: Yo debo de ir a la empresa pero puedo pasarlas a dejar a su casa. –Sugirió.–

Jisoo: No hace falta Lice, llevaré a la pequeña a comer helado.

EunJi: ¿De verdad? –Preguntó entusiasmada.–

Jisoo: Tus calificaciones fueron muy altas así que te lo mereces. –Contestó sonriente.–

Lisa: Entonces vayas a disfrutar, las veré luego. –Se despidió.–

La pelinegra llevaba de la mano a su hija mientras esta daba pequeños brincos de felicidad, caminaron hasta llegar a un parque que vendiera helados, algo bueno que Jisoo apreciaba de su hija era que le encantaba caminar, nunca recibió una queja incluso cuando ya su rostro demostraba cansancio.

Jisoo: Princesa, debemos ir a mi trabajo. –Se inclinó hasta su altura para explicarle la situación.–

EunJi: ¿Ya no habrá helado?

Jisoo: Te compraré uno y lo comerás en la empresa, ¿De acuerdo? Prometo no tardar para que hagas tus tareas, y de cena prometo comprar pizza.

EunJi: ¡De acuerdo! –Aceptó de inmediato.–

Después de comprarle su helado a la menor tomaron un taxi, ya habían caminado mucho que Jisoo no quería que se agotara su hija porque después debía ir a clases de natación.

Jisoo: Te quedarás aquí en lo que voy a resolver mis pendientes. –Le comenzó a indicar.– Si te aburres puedes dibujar y si necesitas algo esperas a que regrese.

EunJi: ¡Si mami!

La pelinegra la dejó comiendo su helado, por fortuna muchos de sus compañeros de trabajo ya sabía sobre la existencia de la menor por lo que también cuidaban de ella y podía dejarla ahí sin preocupación.

– Por fin estás aquí Jisoo, están por venir los encargados superiores a revisar el proyecto. –Dijo una chica rubia al ver entrar a su salvación.–

Jisoo: ¿Cuál fue el fallo? –Preguntó de inmediato colocándose sus anteojos.–

– Los números no son los correctos y no sabemos porqué, al hacer la suma el resultado no va de acuerdo al presupuesto.

La pelinegra comenzó a mirar con detalle los números y a tratar de encontrar el fallo. Ese era un proyecto grande por lo que implicaba incluso cambio de personal así que debían hacer las cosas bien.

Luego de unos minutos encontró dos fallos los cuales eran los causantes de todo el estrés de sus compañeros, modificó las cuentas y al hacer la suma el resultado fue el esperado.

EunJi se había terminado su helado y prefirió dibujar un poco, al sacar su cuaderno recordó aquella hoja que debía mostrarle a su mamá, un pequeño dibujo que hizo en la escuela.

Sabiendo lo importante que era mostrárselo, porque después no podría debido a las actividades que ambas tenían, salió de la oficina de su madre buscándola por todos lados. Miraba a todos lados tratando de reconocer a su mamá pero habían nuevas personas que ella nunca antes había visto, se comenzó a asustar y sin cuidado de ver su camino chocó con un cuerpo mucho más alto que el de ella.

Al ver al hombre mirarla ella solo retrocedió unos pasos debido a la altura del señor y se disculpó con algunas reverencias.

– EunJi.

EunJi: ¡Mami! Te estaba buscando.

La madre de EunJi se acercó a ella de prisa, aterrada se quitó sus anteojos revisando que su hija estuviera bien.

EunJi: Te quería mostrar mi dibujo Jisoo. –Mostró la hoja en sus manos.– 

Jisoo: Pudiste hacerlo en casa princesa.

EunJi: Es que luego no tengo tiempo.

La mayor río por los comentarios de su hija.

EunJi: Nos dibujé a nosotras dos con vestidos muy bonitos –Comenzó a señalar.– y a mi papá.

La pelinegra dejó de sonreír y en su rostro se fijó un semblante serio.

EunJi: En algún momento lo conoceré y para ese día especial ambas luciremos muy bonitas. –Siguió explicando feliz.– Así él al verte se enamora de ti y formamos una familia, así como las que mis amigos tienen. –Finalizó con un brillo en sus ojos debido a su ilusión.–

Jisoo se quedó callada por unos segundos, la última vez que tocó el tema del papá de su hija fue cuando le explicó a ella el porqué no estaban juntos y aunque la mayoría de la historia se trató sobre mentiras, no podía romperle el corazón a su hija al decirle la clase de persona que era su padre.

Jisoo: Dibujas muy bonito. –La alagó.– Has mejorado bastante en tus dibujos. –Escapó un pequeño sollozo.– Vamos a casa, ya terminé mi trabajo.

EunJi: ¿Ordenaremos pizza?

La pelinegra al levantarse y acomodar su postura tuvo enfrente suyo, a escasos kilómetros a un chico y pudo sentir como su rostro palidecía al reconocerlo. Su ojos comenzaron a picar y sus manos las sintió temblorosas.

– ¿Jisoo? –Dijo aquel chico, volvió a escuchar su nombre salir de esos labios, los cuales le causaron mucho dolor.–