Park JiMin y Jeon JungKook son mejores amigos, viven en el mismo apartamento y han hecho la mayoría de las cosas juntos desde que tienen memoria.
Ellos simplemente se apoyan, se cuidan, y se quieren en el sentido más heterosexual que conocen.
━ JiKo...
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Las cosas a partir de los anteriores acontecimientos entre ambos tomaron un rumbo de diversos caminos. Seguían comportándose como siempre pero añadiéndose algo a la fórmula: toques que iban subiendo cada vez más de nivel, experimentando con el contrario.
Desde la primera aproximación de hace unos días, JiMin creía que se volvería loco con las nuevas costumbres en su relación con JungKook. Si antes eran estrechamente unidos y pegajosos, ahora se volvieron el doble. Y no es que se quejara al respecto, para nada, quedaría como un completo hipócrita al hacerlo porque le encantaba demasiado que el menor tuviera ese tipo de búsqueda de él.
El roce entre cuerpos fue solo el comienzo de la cantidad de veces que sus pieles desnudas se tocaron, volviéndose poco a poco adictos a esas sensaciones vibrantes. El baño y la habitación se volvieron lugares recurrentes para sus actos, se besaban a cada momento en que lo quisieran e incluso a veces JiMin se encontraba palmeando el bonito culo de su chico. Disfrutando tanto las reacciones nerviosas y avergonzadas de JungKook, aunque después huyera cuando este intentaba hacer lo mismo en venganza.
Y no solo era eso, puede que no hayan vuelto a repetir lo de hace unos días —aunque lo deseara— pero sí empezaron a masturbarse en conjunto. El escenario de estar con Koo bajo la ducha, desnudos y con los dedos alrededor de sus pollas se convirtió en una cosa habitual.
¿Que si le molestaba?
Claro que no, él más que contento con poder presenciar el desastre de gruñidos y sonrojos que era JungKook al entregarse a los cómodos brazos del placer. O cuando él mismo se encargaba de hacerle llegar satisfactoriamente utilizando su buena mano. Pero en definitiva su momento favorito era cuando lo empujaba contra los azulejos y tragaba sus labios con fervor, restregándose. Y JungKook, feliz se dejaba hacer de todo lo que deseara darle.
Después de las exhaustivas clases, bautizaron la actividad como su grandiosa manera de quitarse el estrés.
Sus amigos podían sospechar que se estaban comportando de una forma ligeramente diferente a lo común, en especial porque la esencia de sus interacciones no se percibía como antes pero ellos se negaban y mantenían callados al respecto. No iban a revelar su pequeño secreto.
"Oh, ahora somos... ¿bros con derechos? Súper cool, ¿Verdad?"
De ninguna manera.
Pero él en verdad, a veces solo quería ir más allá de eso. JungKook definitivamente valía la pena en todos los sentidos, se convirtió en su niño preciado y cuidado desde que lo conoció apenas siendo niños. Joder, era muy capaz de desvivirse solo para ver esa sonrisa de conejo que tanto le encantaba y esos ojitos galácticos brillar más que todas las estrellas del universo juntas.
