One Shots [MewGulf]

No soy el chico

Mew Suppasit Jongcheveevat

Mi miembro, entraba y salía de esa pequeña, apretada y rosada entrada.

Sostenía la diminuta cintura que poseía mi compañero, mientras que con mis largos dedos lo acariciaba con detenimiento.

Gulf no paraba de gemir debajo de mí, se sostenía con fuerza mis brazos, enterrando sus uñas en mi piel, el dolor que aquello me causaba, se recompensada con el placer que sentía en cada estocada, podía sentir como la entrada de Kana se apretaba a mi longitud.

Nuestras miradas conectadas solo aumentaban la pasión del momento, iban mucho más allá de lo intenso de nuestro deseo, como si nuestros ojos participarán en el acto.

Después, me enfoque en su rostro sonrojado, con una capa fina de sudor sobre el, el mismo que hacia brillar e iluminar su bella piel, sus labios medio abiertos de los que salían un sin fin de gemidos que demostraban lo bien que la estaba pasando, y sus perfectas y definidas cejas fruncidas por el placer.

Se veía tan perfecto así.

En verdad era maravillosa la dualidad de Kana, ya que frente a toda la universidad, era y chico dulce, tímido, adorable y malditamente lindo.
Pero yo era el único que conocía el otro lado del menor, ese lado que demostraba cada vez que me entregaba su cuerpo, era sexy, salvaje y en cierto punto era demasiado posesivo, constantemente quería obtener el mando en cada uno de nuestros encuentros.

—Te gusta, ¿no es así?—pregunté divertido sin parar las embestidas—. Dejame corregir, te encanta sentirte así de lleno por mi miembro.

Cambié el ritmo a uno más rápido, algo mucho más profundo y salvaje.

—Joder, esto me encanta—contesto el chico agitado y entre jadeos—. Tu cara de placer no es nada comparado a la mirada de odio que me das cada día.

—Ahg, Gulf no empieces con eso—libere con enojo, golpeando dentro de él, con fuerza.

Tanta fuerza fue, que logre ver como Kana arqueo su espalda en total placer, dejándose llevar en el aura tan caliente que nos rodeaba.

Pero su expresión divertida me daba pistas de que el no pararía de hablar, al parecer chico le encantaba intentar hacerme enojar mientras teníamos sexo.

—Vamos, gritame que me odias—comento Gulf con una sonrisa perversa—. Grita cuanto me odias, pero también, grita cuanto amas joderme, cuanto amas entrar en mi cuerpo.

—Basta Gulf, no te odio—contesté tranquilo tranquilizando un poco el movimiento de caderas.

—Oh no, no, no, no pares, ¿qué no amas ser tan salvaje conmigo? , amas que todos sepan que hay alguien quien me reclama cada noche, pero de igual forma, jamás das la cara ante todas esas marcas que dejas en mí, eres tan... Ahg

Kanawut dejo de hablar cuando salí y entre en el de nuevo con un movimiento rápido.

Su tan alto grito me hizo delirar, y seguir follandolo hasta que dejara de hablar.

—Ahh Mew, demuestra cuanto me odias y jodeme.

Eso fue suficiente para que mi enojo aumentará, esto no era lo que yo quería.
Pero de igual manera aquí seguía, embistiendo al moreno debajo de mí, y no pararía el ritmo hasta llegar a nuestro tan esperado orgasmo.

Mis ojos se abrieron de golpe.

Pues, que buen sueño.

Antes de hacer otra cosa, me gire para ver al chico en la otra cama, el que seguía profundamente metido entre su propio sueño.