Lucy y yo en el cielo con diamantes

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— Muy bien mi cielo, ya es hora de dormir —Me dijo dulcemente mi madre depositando un tierno beso en mi frente, me dedicó una última mirada y salió de mi habitación cerrando la puerta detrás de ella.

Me encontraba recostada en mi cama pensando en cual sería mi próxima travesura para el día siguiente, ¿Qué cosa seria más importante para una niña de 5 años que no sea divertirse? Al menos para mí, las travesuras lo eran todo. Entre pensamiento y pensamiento sentí como el cansancio se fue apoderando de mí y como poco a poco mis ojos fueron cediendo hasta quedar completamente sellados.

Los tenues rayos del sol que apenas iba apareciendo en el horizonte lograron despertarme, me senté y tallé mis ojos, miré a mi alrededor y lo único que vi fue un enorme campo de flores de todos los colores tendido a mi alrededor, me puse de pie y caminé a través de él inhalando el delicioso perfume que desprendían aquellas flores, hasta que algo me detuvo, escuché detrás de mí una voz llamándome, volteé enseguida. Una chica con ojos caleidoscópicos se encontraba flotando sobre mí, por alguna razón no tuve miedo, al contrario, le sonreí, ella quedo mirándome <<Ven>> me dijo con la sonrisa más cálida que haya podido ver en mi corta existencia y al instante desapareció por el cielo. La seguí como pude, corriendo entre las enormes flores hasta llegar a un puente junto a una fuente, que atravesaba un inmenso río, caminé por el hasta llegar al otro lado, me encontraba en un pequeño pueblito, bastante extraño a mi parecer, donde la gente, subida en caballitos de madera me saludaba, todos sonreían y se veían amigables, así que me acerque a uno de ellos y le dije que buscaba a la chica con el sol en los ojos <<Se dirige hacia el mar verde>> me dijo sin dejar de sonreír, <<¿El mar verde? ¿Dónde queda?>> indagué confundida, <<Solo sigue el sol>> me dijo y desapareció por entre las demás gentes. Seguí caminando hasta llegar a un río donde me encontré con un extraño hombre, tenía la piel completamente roja y vestía un traje azul, <<Sube>> me dijo señalando aquel submarino amarillo. Navegamos hacia el sol, hasta que encontramos el mar verde, ascendimos y me asomé por la escotilla, allí estaba ella, sentada sobre una nube, descendió lentamente y me ofreció su mano, temerosa la tomé y ella sonrió, me elevó por entre las nubes << ¿Dónde estoy?>> pregunté de repente, ella posando su mirada en mi me dijo que estaba en "Pepperland" y que su nombre era Lucy. Volamos hasta llegar a una parte del cielo donde diamantes remplazaban las estrellas, el sol brillaba aun, creando el más maravilloso espectáculo de luces y colores que jamás haya visto. Nos sentamos sobre uno de los diamantes hasta que el cielo se tiño de mermelada de naranja, <<Ya debes irte>> me dijo Lucy, me tomó de la mano y juntas descendimos hacia la orilla del mar verde, nos sentamos en un gigantesco grano de maíz.

— Aun no quiero irme —Dije angustiada.

— Te gusto mucho Pepperland ¿verdad?

— Sí, ¿Puedo quedarme para siempre? —Le pregunté con los ojos llenos de esperanza, ella me miró con ternura y sonrió.

— Tienes que regresar a tu casa.

— No quiero, si regreso tendré que ir a la escuela —Dije haciendo puchero.

— Si te quedas tu mamá te extrañara mucho.

— Entonces, que venga ella también, viviremos las tres juntas aquí, para siempre —Dije siendo la niña más feliz del mundo por habérseme ocurrido tan grandiosa idea. Lucy me miró en silencio y luego desvió sus ojos hacia el horizonte.

— Ahí vienen —Musitó.

— ¿Quiénes? —Pregunté, y a los pocos segundos aparecieron frente a mi taxis hechos de papel periódico esperando recogerme, Lucy me llevó de la mano hasta uno de ellos, subí aun con la cabeza en las nubes, me despedí de Lucy agitando mis manos a través de la ventana y, segundos después, la perdí de vista. Llegué a lo que parecía ser una estación de trenes con

porteros de plastilina con corbatas de cristal, ellos me indicaron el camino hacia el tren, subí y me acomodé en un asiento junto a la ventana, el tren se puso en marcha y a través de la ventana pude verla flotando entre los diamantes del cielo, abrí la ventana haciendo el mayor esfuerzo posible y grité su nombre con todas mis fuerzas << ¿Podré volver?>> le pregunté, triste, <<Claro, solo si lo deseas con todo el corazón>> me respondió y nuevamente desapareció detrás de alguna nube, me senté en mi asiento y cerré la ventana ya que empezaba a correr demasiado aire, di un largo bostezo y pude sentir como fui cayendo poco a poco en los dulces brazos de Morfeo...

<<Cariño, es hora de levantarse>> escuché a lo lejos, era la voz de mi madre, abrí los ojos y la vi sentada a un lado de mi cama,

<< ¿En dónde estoy?>> le pregunté aun desconcertada, ella me miró con ternura y sonrió, <<Tienes que ir a la escuela>> me dijo y segundos después, desapareció por la puerta.

La llave de mis sueños (The Beatles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora