— Mamá, ya te he dicho que no quiero hablar seguir hablando sobre ese tema — Le dije mientras recogía los platos de la mesa.
— Pero Amy, tienes 18 y aun no decides que estudiar —Replicó ella.
— Ya dejé muy claro que estudiaré música —Puse los platos en el fregadero y comencé a lavarlos.
— No, tu iras a la universidad y seguirás una carrera profesional —Puntualizó mi madre con voz firme.
— Pero ninguna me agrada, no quiero pasar el resto de mi vida haciendo algo que no me gusta.
— Debe haber alguna que te llame la atención....
— No mamá, por favor ¿sí?, ya no quiero seguir hablando de esto —La interrumpí antes de que pueda decir algo más.
— Está bien, te daré un tiempo para que lo pienses y, cambiando de tema, ¿qué planes tienes para mañana? —Preguntó guardando en la alacena los platos ya limpios.
— ¿Planes para mañana? ¿Hay algo importante? —Cogí una toalla de papel y me seque las manos.
— Es el día de San Valentín —Respondió ella.
— Ah, lo había olvidado —Dije simulando desinterés —. No, tengo cosas más importantes que hacer —Hice un mohín.
— ¿Así? como encerrarte en tu cuarto con un litro de helado y deprimirte todo el día porque nadie te invito a salir.
— Eso fue cruel —La miré angustiada.
— Amy, no me gusta verte así, ya es hora de que salgas, conozcas gente, hagas amigos, eres una chica joven y muy hermosa, no puedes pasarte toda tu vida encerrada entre 4 paredes.
— Pues tal vez ese sea mi destino, tal vez jamás me llegue a pasar algo importante.
— ¿El destino? Esas son tonterías, no puedes sentarte y esperar a que algo importante te pase, tienes que salir a buscarlo, la vida es corta, aprovecha tu tiempo mientras seas joven —Miré a mi madre mientras ella se metía a su habitación, sabía que lo que me dijo era cierto pero no podía dejar de ser la chica tímida de la noche a la mañana, era cierto que no tenía amigos y a los pocos chicos que trataban de acercarse a mi simplemente los rechazaba por miedo a que me conozcan realmente y no les agrade.
Terminé de hacer mis labores y me metí a mi habitación, esa noche me acosté triste y desanimada, soñando con el día en el que algo interesante me llegara a pasar, que al alzar la mirada encuentre al chico perfecto parado frente a mí, esperándome —Suspiré— Pero sé que eso jamás pasará, cerré los ojos y quedé profundamente dormida.
Los rayos del sol que se filtraban a través de la ventana me despertaron, me senté y tallé mis ojos, miré a mi alrededor ¿Dónde rayos estaba?, definitivamente esa no era mi habitación, me levanté asustada y salí del cuarto, lo único que vi fue un largo corredor con más habitaciones, parecía que me encontraba en un hotel, pero, ¿Cómo llegué allí?, entre nuevamente y busqué en uno de los cajones del armario, encontré un pantalón jean bastante anticuado y una camisa a cuadros, no podía salir en pijama así que no me quedo de otra que ponérmelas. Lavé mi cara, arreglé mi cabello como pude y salí inmediatamente, bajé al primer piso ya que me encontraba en el 5°, tuve que hacerlo por las escaleras ya que no había ascensor lo que me pareció muy raro, una vez abajo me acerqué a la recepcionista.
— Disculpe, ¿Qué lugar es este? —Le pregunté.
— Un hotel —Respondió ella con extremo sarcasmo.
— Sí, eso lo sé, me refiero a la ciudad —Insistí.
— Estamos en Liverpool.
— ¡¿Qué?! ¿Li-Liverpool?
ESTÁS LEYENDO
La llave de mis sueños (The Beatles)
Fantasy¿Que pasaría si nuestros más profundos e imposibles sueños se hicieran realidad?