O6 | Tulipanes.

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Nervioso, ansioso, intranquilo, angustiado; todos los sinónimos posibles que se puedan describir ahora mismo, todo eso estaba sintiendo Basil.

Penúltimo día en el que Sunny iba a su recital junto a Mari. Él se esforzó mucho aprendiendo sus partituras para tocar el violín, perdió tiempo junto a sus amigos solo por hacerla feliz a Mari y a todos orgullosos de que él puede hacer algo tan fascinante.

Necesitaba, no, debía darle algo significativo, algo preciado y algo que sea como un regalo por ser tan... ¿Sunny? O mejor dicho, un buen mejor amigo y compañía. Quería que él pudiera disfrutar de su flor, contemplarla, y no podía ser cualquier flor.

Repasemos, ¿qué tiene Sunny?

Es un chico calmado, callado, sereno, paciente... Dios... ¿Tantas cosas buenas tiene él? Es alguien que te escucha, que te apoya en su manera, que está presente siempre. Es un chico simple pero a la vez completo, era como el color blanco, pero a la vez negro; no podía haber gris, Sunny no es un intermedio.

Comenzó a preocuparse, tenía que encontrar alguna identificación justa.

Sunny es... Alguien muy importante para Basil. Desde que se conocieron, el rubio jamás ha combinado con alguien tan bien como con él. Basil jamás se ha sentido tan feliz estando al lado de alguien reservado. Más bien, era porque al de ojos celestes le gustaban las personas tranquilas.

Si Basil estaba triste, Sunny estaba para él. Si Basil necesitaba contar algo, Sunny estaba para él.

¿Y si no lo necesitaba? Igual Sunny estaba ahí.

Una compañía silenciosa, una presencia que ocupa un lugar desapercibido pero a la vez importante, un aura lleno de calidez donde Basil podía sentirse cómodo.

Oh, pensar mucho en las cualidades de su amigo hizo que se ruborice un poco, ¿qué le estaba pasando? Sus dos manos se posaron en sus mejillas, tratando de pensar en algo más. ¡Concéntrate, concéntrate!

Sunny, cabello negro, ojos negros, tez pálida y sin mucho habla. Él era... Tan él. Tan... Perfecto.

¡No, no es hora de pensar en eso!

Sacudió su cabeza.

Empezó a buscar entre su pequeño jardín varias flores; dalias, orquídeas, rosas, no, no eso tampoco, tampoco lo otro. ¡Lo encontró!

Una flor perfecta para Sunny.

Sin más dilación, agarró su maceta y fue a su casa, tratando de no correr mucho ya que no quería sudar más de lo debido.

Pensando en que si el presente sería suficiente para sacarle una sonrisa, o para que se anime.

Quería hacerlo feliz, a toda costa.

Llegó y tocó la puerta.

—¡Sunny, soy Basil! —Habló, escondiendo la maceta detrás de él.

El mencionado abrió, algo desesperado.

—¿Pasó algo? —Basil notó la pequeña ansiedad que tenía el pálido.

—Necesito seguir practicando. —Replicó.

Cierto, mañana era su recital, no tenía tiempo.

—¡E-Espera, Sunny! Quiero darte algo, por favor... —Suplicó.— Dame unos minutos, Mari lo entenderá.

Asintió, dejándolo pasar.

—Ehm... Escucha, estuve pensando en toda la tarde qué clase de flor darte, y a la final me decidí por esta.

Tulipanes || SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora