Dicen que cada suceso que pasa en tu vida es por algo, el destino lo quiso así y no lo podemos cambiar. Las personas que pasan por nuestras vidas vienen con una intención, la cual es enseñarnos algo, ya sea bueno o malo, nosotros aprendemos de esa persona. Todos venimos a esta vida con propósito, algunos ya lo lograron y otros aún no, si aún seguimos con una persona es porque aún no hemos logrado ese propósito con esta.
El calor que se poseía del día era insoportable. A pesar de que aún faltaba un mes para que terminase el verano, el clima en Noicarapes era completamente una locura, un día estaba lloviendo y al siguiente hacía frío, pero el próximo era un infierno.
Verónica se dirigía a la casa de Carolina esta mañana, había quedado en pasar por ella el día anterior ya que la madre de la pelinegra había salido del pueblo por unos asuntos de trabajo la noche anterior y no vendría hasta en la madrugada del siguiente día. Verónica no tenía ningún problema en llevarla si tan solo eran diez minutos de camino entre cada dirección para ir a Nitan Holmes juntas.
En camino a casa de Carolina, Verónica pasó por una vieja zapatería que nunca le había puesto atención que existía cerca de donde vivía o más bien nunca la había visto ya que no acostumbraba a pasar por esas calles, normalmente cuando se veía con la pelinegra la llevaba su hermano Marck en la motocicleta o pasaban a dejar a Carolina a su casa. Se le hizo raro observar al chico de ojos avellana estar dentro de dicho local, pensó que su mente estaba jugando con ella y que había sido una alucinación, así que siguió caminando por toda la avenida.
Cuando llegó al domicilio de la pelinegra notó que la reja del patio de la casa se encontraba abierta. Entró y antes de tocar la puerta se percató de una voz femenina familiar aparte de la risa de Carolina que se podía escuchar a tres cuadras, de pronto un silencio profundo inundó la casa. Verónica pegó su oreja derecha a la puerta para ver si lograba preservar algún ruido, pero el silencio seguía gobernando. Aun no quitaba la oreja de la puerta cuando esta se abrió de un jalón haciendo caer a Verónica al suelo de la casa.
- Booh!-. Gritó la pelinegra al instante de abrir la puerta. - ¡Dios Verónica! ¿Estás bien?-. Continuó a ayudar a su mejor amiga tirada en el suelo.
- Si no me matas de algún susto, me matas de algún golpe Carolina.
Al entrar a la sala de estar la pelinegra le dio un té frío que había preparado hace unos minutos antes de que llegase su mejor amiga. El camino de su casa hasta la de su mejor amiga había sido un infierno que le provocó alucinaciones haciendo que viera aquel chico moreno en la zapatería que nunca había visto en su vida, si no fuera porque tenía los audífonos puestos para distraerse y su cuerpo se soltase al ritmo de la música, Verónica se hubiera desmayado a medio camino en cualquier momento.
Los doce años que ambas han estado juntas han sabido cómo complementarse una a la otra, con tan solo unas miradas podrían entenderse lo que querían decir, solo verle el rostro a la otra podían saber su estado de ánimo y en ocasiones podían leer la mente de la otra como si fuera magia. Se dice que cuando pasas mucho tiempo con una persona logras adoptar comportamientos, algunas frases, gestos, gustos, la misma forma de moverse en algunas ocasiones o inclusive podrían tener un efecto espejo, pero eso no pasaba con Carolina y con Verónica.
Verónica en el tiempo que estuvo con su tío logró saber manipular a las personas a su antojo con tan solo unos pequeños actos, pero no le encantaba hacerlo o más bien no lo necesitaba. Era extrovertida, al mundo se mostraba fuerte en cualquier aspecto y ante cualquier situación que se le presentase, trataba de saber y entender todo para que nadie intentara abusar de ella en ningún momento y para ayudar a las demás personas, sobre todo a la pelinegra. Siempre tenía alguna solución para cada problema, su forma de pensar era muy abierta, siempre tenía las palabras correctas para todo y cuando algo no le salía como lo esperaba su humor no era del todo bueno. En cambio Carolina era muy diferente, ella era tímida, un poco introvertida, pero a la vez muy energética. Solía ser demasiado creativa hablando del mundo del arte, podía pasarse horas en su cuarto haciendo esculturas de cerámica, alguna pintura en óleo o cualquier dibujo a lápiz. Si se le presentaba alguna situación difícil siempre corría con Verónica para que la ayudase, cada vez que se le cerraba el mundo y prefería quedarse quieta en un solo lugar esperando a que todo terminase, sin poder acabar con nada por su propia cuenta, ella era muy dependiente de Verónica y estaba bien con eso.
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Pensé Que Seria Igual Que En Las Películas
Novela JuvenilVerónica es una adolescente entrando a una nueva etapa en su vida, la preparatoria, junto con su mejor amiga Carolina y una conocida no tan conocida. A lo largo de la historia se encuentran con diferentes situaciones demostrándoles que no todo es co...