EP5: and now your song is on repeat

339 66 14
                                    

Mala idea.

Una pésima idea.

¿Cómo demonios se le había ocurrido hacer aquello?

De acuerdo, Seungcheol había dejado a Jun en medio de la noche, en un problema (que en realidad no lo era) junto con Wonwoo. Quizás por fin ambos podrían hablar sin que Jun se pusiera nervioso y Wonwoo serio... pero ahora él también estaba atorado entre no uno, sino dos lindos chicos a su lado, en una camioneta de una sola cabina, lo cual significaba que los tres iban juntos, en el mismo espacio.

Fácilmente podía sentir el brazo de Jihoon a su lado cuando éste se removía con cierta incomodidad debido a su situación, e intentaba no rozar su pierna cada vez que cambiaba la velocidad de la camioneta.

Ninguno de los tres hablaba, aunque no era necesario. 

En cuanto el auto encendió, la radio también lo había hecho, así que pudieron escuchar la música alegre y un poco infantil en francés que Seungcheol generalmente escuchaba en sus días normales o después del trabajo. Jihoon y Jeonghan intentaban no reír, mientras Seungcheol sólo se sonrojaba.

Mientras manejaba a través del pequeño tramo de carretera que había antes de llegar al departamento en donde los otros dos vivían, cerca del suyo en realidad, seguía pensando en una manera para romper la tensión en el ambiente que no involucrara morir debido a los nervios.

Cuando terminó la canción infantil, otra más sonó, y el rostro del mayor pareció a nada de estallar. Jihoon y Jeonghan lo miraron con atención.

–No sabía que te gustaba la música clásica –comentó Jeonghan en un repentino susurro.

–Ni siquiera yo sabía que me gustaba esa música –respondió Seungcheol después de unos segundos, hablando de la misma manera. Los tres habían reconocido la Sinfonía séptima en la mayor de Beethoven al instante.

El mayor apretó con más fuerza el volante entre sus manos. Era consciente de que esa era la primera vez que los tres hablaban entre sí sin un teléfono de por medio. Los tres eran demasiado cobardes (incluso ellos mismos lo admitían) como para tomar valor y hablar cuando se tenían frente a frente, ni siquiera Jihoon y Jeonghan ahora se atrevían a intercambiar palabra alguna entre ellos con Seungcheol presente.

Y ahora... ahora comprendían lo que estaban haciendo mal, quizás no todo, pero un poco sí. 

Porque el escuchar aquella canción a través de las bocinas que había en la camioneta, les hizo recordar la noche en la que se conocieron, aquella noche en la que Seungcheol no podía dejar de mirarlos a ambos durante la hora que duró su presentación; aquella en la que, mientras todos a su alrededor los felicitaban, Jihoon y Jeonghan no paraban de observarlo con atención; una en la que sus ojos conectaron muchas veces durante la cena, sonriéndose con complicidad.

Después de salir del restaurante, ellos también intercambiaron números, como Joshua y Seokmin, y aunque la conversión fluyó bastante bien los primeros días, pronto sus dos amigos volvieron a verse, y Seokmin los llevó porque era parte de su trabajo entrevistar a otro músico, Kim Seokjin, esa noche, por lo que fue inevitable que se vieran.

Pero, por alguna razón, aquella ocasión todo salió mal.

Parecía que no querían siquiera verse; estaban demasiado nerviosos, querían huir al auto y esconderse allí hasta que todo acabara. Al principio esa sensación no tuvo mucho sentido para ellos, pero Joshua se lo explicó a Jeonghan, Moonbyul a Jihoon, y Seokmin a Seungcheol: era miedo.

Los tres tenían miedo, y aquel sentimiento los estaba carcomiendo por dentro cada vez que los tres se encontraban cerca.

Tenían miedo de que todo saliera mal, de que alguno saliera lastimado, de lo que las demás personas podrían pensar de ellos. Pero sus amigos no estaban de acuerdo con eso.

Y es que, para empezar, no debería importarles lo que los demás podrían decir, porque si los seres humanos hicieran sólo las cosas que los demás les decían y exigían constantemente, era muy probable que ninguno de ellos hubiera estudiado música, ninguno se habría conocido, no les gustarían las cosas que les gustan, o las personas que les gustan, y su vida seria miserable de ser así. Y en segundo lugar, les explicaron que las personas, por lo general, solían salir lastimadas todo el tiempo y por cualquier cosa, pero casi siempre valía la pena.

–Es como dice la letra de Stubborn love de The Lumineers –le comentó Joshua a Jeonghan–, "es mejor sentir dolor que nada en lo absoluto". Sé que quizás no es lo mejor, pero al menos habrás vivido ese amor que tantas ganas tienes de experimentar –Jeonghan lo miró de reojo, sin querer admitir en realidad lo que acababa de decir, pero Joshua continuó como si nada–. No puedes detenerte de hacer algo que realmente quieres por miedo, Jeonghan, arriésgate así como lo hiciste cuando tus padres no querían que aprendieras a tocar el chelo, o cuando no querían que trabajaras en la orquesta. Has conseguido muchas cosas durante años, ahora ve y consigue a esos dos hombres.

Jeonghan volvió al presente cuando un auto pasó a su lado, en dirección contraria. El chico miró a los otros dos.

Seungcheol conducía, con el ceño fruncido, como si se estuviera peleando mentalmente consigo mismo. Jihoon por su parte volvía a mover sus dedos de manera nerviosa sobre sus piernas, como siempre hacía antes de una presentación.

Tomó una bocanada de frío aire y habló de nuevo, sorprendiendo a los otros dos.

–Y... ¿cómo está Kumma? –La pregunta salió en un susurro, pero la canción acababa de terminar, por lo que hubo un pequeño silencio en la camioneta, el cual ayudó a que los dos lo pudiera escuchar.

Ambos lo miraron, aunque Seungcheol desvió de inmediato sus ojos ya que debía ver el camino lleno de nieve frente a ellos; pero de no haber sido así, habría seguido el ejemplo de Jihoon y mirado por muchos más segundos a Jeonghan.

–Está bien –respondió el mayor al final, recordando las fotos que les habían enviado a ambos en el chat que tenían los tres. Al parecer a los menores les había encantado su mascota, o al menos eso lo demostraron los cientos de emojis de corazones que habían enviado.

Y esa respuesta le brindó el valor a Jeonghan para seguir hablando, con un ligero nerviosismo al principio, pero poco a poco éste fue convirtiéndose en pequeñas risas y miradas nada discretas por parte de los tres, al menos hasta que Seungcheol se estacionó.

–Llegamos –dijo, con una tranquila sonrisa en su rostro. Su pecho se sentía más relajado, como si un peso menos lo estuviera oprimiendo.

Los otros dos menores vieron el edificio de cinco pisos en el cual vivían juntos; sabían que allí los estaría esperando un cómodo y cálido departamento, pero por alguna razón... aquello no se sentía del todo bien, no se sentía correcto.

Seungcheol los miró con curiosidad, sin entender el porqué no se bajaban del vehículo. No era que lo quisiera, pero era extraña la manera en la que ambos compartieron una mirada antes de girarse hacia él, con un par de sendas sonrisas llenas de tensión.

Jihoon fue el que habló por los dos.

–¿Q–quieres pasar un momento?


Symphony || Seoksoo, Wonhui, JeongcheolhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora