YeonJun posee la misma condición genética que su padre, haciendo que sea un Omega, un Alfa y en cierto modo también un Beta.
Pero siempre rechaza a el lindo omega que va tras de él.
- YeonJun, me gustas.
- Tu a mi no, Soobin.
Si no conoces tu histor...
A la mañana siguiente regresamos a casa. Era mi cumpleaños y teníamos que regresar rápido para festejar con mi familia.
Acariciaba con delicadeza la cabeza del conejo que descansaba sobre mis piernas, su oscuro pelaje era suave y cálido. Íbamos en silencio, escuchando alguna canción que pasaba en la radio.
Al llegar lo primero que note fue el cartel de feliz cumpleaños en la entrada, mi familia estaba en la entrada esperando a que saliera del coche.
Cuando salí del coche, Woozi y JungWon corrieron hasta mi con una enorme sonrisa.
— ¡Feliz cumpleaños, hyung!— gritaron todos al unísono.
— ¡Oh hyung! Te confundiste, eso no es una ardilla.— Woozi se quejo apenas vió al pequeño conejo entre mis brazos.
— Este no es para ti, es para Soobin.— dije caminando hasta el chico que se encontraba a un lado de su hermana y mi padre alfa.
— ¿Pa-para mi? Pero...es tu cumpleaños.— Soobin mantuvo una expresión confundida hasta que estuve frente a él.
— Está bien, yo quiero dártelo.— dije pasando la pequeña bola de pelos a los brazos contrarios.— Aún no tiene un nombre.
Soobin sonrió en grande haciendo que aparecieran sus pequeños y adorables hoyuelos.
— ¿Te parece si le pongo Junnie?— pregunto con sus mejillas sonrojadas.
— Suena lindo.— le sonreí.
— Jungkook...— llamo mi padre al otro.
— Losé, esto es aterradoramente familiar, Gigi.
— Dejando de lado el tremendo deja vu que es esto...Más les vale entrar en casa ahora por qué yo no he cocinado toda la mañana para nada.— nos amenazó el abuelo Seokjin.
Entramos a casa donde me esperaba una enorme decoración. Había globos y dulces por todas partes. Pasamos toda la tarde entre bromas y anécdotas. Pero cuando llegó la noche, me aparte de mi familia y me senté sobre el césped del jardín trasero.
No pasaron más de dos minutos cuando sentí la presencia de alguien a mi lado.
— ¿Por qué no puedo sentir a tus lobos?— pregunto sentándose junto a mi.
Su cabello azul estaba desordenado y sus ojos estaban apagados. Se veía cansado.
— Están dormidos, Donghae me regaló un brazalete que los duerme para no sentir una conexión con mi destinado.— explique girando mi cabeza en dirección al cielo estrellado.
El guardó silencio por unos segundos para después soltar un suspiro y volver a hablar.
— Me odian.— afirmó con un tono de voz algo débil.
— No te odiamos, si fuera así no te hubiese traído a Junnie.— le corregí
— ¿Entonces por qué siempre que me acerco a ti, escondes tu olor?
Esa pregunta me tomo por sorpresa, había comenzado después de ese incidente y lo había estado haciendo de manera inconsciente.
«Por que te tengo miedo...pero no te diré eso»
— Lo lamento, no tengo mucho autocontrol con mis lobos.— mentí.
El pareció notarlo pero no dijo nada, ambos sabíamos la respuesta.
Era por qué aún después de ocho años, aún no me sentía seguro a su lado. Mucho menos estando solos.
— YeonJun.
— ¿Si?
— Antes de venir aquí me encontré con tus padres en la cocina, bailaban sin música y reían en alto.— gire a verlo pero el mantuvo la cabeza abajo mirando sus manos entrelazadas.— ¿Te gustaría tener algo así?
Lo medite por unos segundos, pero al igual que con la pregunta anterior, ambos ya sabíamos la respuesta.
— No...ellos se amaron desde el primer segundo en el que se vieron. La primera vez que yo te ví, me sentí amenazado. Era un niño que había recibido la noticia de que su vida entera ya había sido decidida, cuando el apenas estaba empezando a vivirla.— el cerro los ojos con dolor y yo no pude seguir viéndolo, así que volví a levantar la mirada al cielo.
— Si me hubieras conocido siendo un adulto, ¿Habría sido mejor?
— No losé...no me arrepiento de conocerte y no me siento mal o disconforme con la idea de que seas tú. Es por el echó de que yo no elegí y se que nunca eliges de quién o cuando te enamoras, pero ese es el punto. No te amo pero todos me dicen que debo hacerlo.
El se volvió a quedar callado, pero pude escuchar un débil sollozo que salió de sus labios sin ningún tipo de permiso.
— Es extraño...— su voz estaba quebradiza y su nariz hizo un pequeño ruido al sorber.
— ¿Qué?
— Que yo sí me imagino teniendo una vida como está contigo. La diosa luna me dió una pareja apuesta, brillante en todo sentido y tan única que me hace sentir como en cielo cada vez que me mira. Pero el es tan diferente a mi en cuanto a pensar que no puedo evitar hacerme la pregunta “¿Por qué siempre eres tú?”.
Yo solté un suspiro, esto le estaba lastimando y necesitaba detenerlo. Soobin era un buen chico, un chico que merece una pareja diferente.
— Sabes...nos conocemos hace ocho años pero nosé nada de ti. Cuando te veo lo único que me llega a la mante para reconocerte es “Mi destino que merece a alguien mejor”.— dije a lo que el me miró con confusión.— Donghae me dió este brazalete para eso, para conocer sin ataduras. Así que...
Me levanté del suelo y estiré mi mano en su dirección.— Hola, soy Jeon YeonJun.
El me miró con desconfianza pero después de unos segundos, seco sus lágrimas y tomo mi mano.— Un gusto, soy Kim Soobin.
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