CAPITULO 5

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El dia comienza y estoy en mi habitación, sentada sobre mi cama, viendo a la nada realmente no quiero continuar con esta vida, he estado concentrándome en cosas importantes como mis estudios, no quiero pensar en cosas como la vida que llevo mi padre y lo que hizo; en realidad no se que hizo, solo se que fueron cosas malas, tanto que lo llevaron a la muerte.

Escucho a alguien caminar por el pasillo y escucho una voz dulce pero a la vez firme.

-sonia no piensas ir a clases-gruñe mi mamá desde afuera- ¿te das cuenta de la hora que es?-dice abriendo la puerta.

asiento y me paro de golpe - Si mamá, estoy preparando mis cosas- a decir verdad no estaba preparando nada, en ese preciso momento se pensaria que no sabia que hacer con mi vida, y tal vez así era, la escuela era una manera de evadir mis problemas, pero lo que en realidad quería era quedarme en mi habitación, y llorar, llorar tanto como pudiera, pero sabia que esa no era una opción, tenia bastante miedo estar sola, aun no dejaba de atormentarme la idea de que alguien nos acechaba, la rosa que había recibido un día antes decía muchas cosas. Por cierto donde estaba esa rosa. Por un momento pensé en comentarle a mamá lo sucedido un día antes pero no quería causarle conflictos .
Así que solo tome mi bolsa y me dirigí a la puerta, mamá me sujeto por el hombro y me volteo hacia ella, mis ojos se cruzaron con los de ella, esos ojos café obscuro que mamá tenia me penetraron y causaron que agachara la vista, no me gustaba ocultarle cosas, y menos si se trataba de este tipo de cosas.

-¿estas bien Sonia?-dijo con una voz tan melosa que me hizo sentirme culpable por no comentarle nada. - sabes que puedes confiar en mi.

-si mamá -respondí apartando la vista- Si me pasara algo serias la primera en enterarte- menti, ¿por que le menti? Queria decirle todo pero sabia que no era una buena idea.

Mamá solo asintió y yo sali de la habitación.

Afuera de la casa estaba estacionada una camioneta negra, no se mucho de coches, pero lo que puedo decir es que era muy bonita, los cristales estaban obscuros, no se veía nada, creo que incluso si me acercaba y trataba de mirar de cerca no vería nada.

Por un instante el miedo recorrió mi cuerpo y pensé en el mensaje, la rosa, una vez más esa maldita rosa invadía mi mente. Y como no, sentía bastante miedo, solo recordar el mensaje que traía consigo me causaba nauseas.

Mamá salio tras de mi y yo rápidamente voltee la vista hacia ella. alzo la mano saludando a alguien, así que gire de nuevo hacia el vehículo y pude observar a Diego, llevaba el uniforme del instituto, bajo de la camioneta y camino hacia nosotras, no sabia que pasaba o por que el estaba aquí, pero al parecer mi mamá si sabia, quise preguntarle que estaba pasando pero era muy tarde, Diego había llegado con nosotras.

-Hola Sonia, ¿me recuerdas?

Y como no recordarlo, en realidad Diego era un chico muy bien parecido, tenia algo que hacia que dejara una huella donde quiera que llegaba, su rostro no era para nada peculiar, tenia un pequeño lunar en el cuello, y sus ojos, esos ojos azules, que me hacían recordar el cielo cada que los veia, sus labios estaban húmedos y...

-Sonia ¿estas prestando atencion? -escuche a mi mamá decir a un lado mio
-Lo siento, estaba distraída,-balbuce.
¿Que acaba de suceder realmente?

Diego dio una sonrisa de suficiencia- te estaba diciendo que tu mamá me pidió que te lleve al instituto.

-No tienes que hacer eso- dije rapifamente- no es necesario, puedo caminar y sola, se andar sola.

-Sonia no tienes que ser tan maleducada- gruño mi mamá.-ve con el.

Mire a Diego y solamente extendió su mano y la tome, por que diablos la tome. Comenzamos a caminar con dirección a ala camioneta y abrió la puerta del copiloto, voltee a verlo y sus ojos se encontraron con los míos, tenia una vista bastante intimidante, así que agache la mirada.

La Hija del Sicario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora