Epílogo

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Lilian, joven de la nobleza comprometida a casarse con el segundo príncipe de la casa real de Varxs será obligada a cambiar su destino, tomará el lugar de su hermana casándose con el general del reino, a quién llaman "el general demonio". Siendo hija de una consorte no podrá negarse a la decisión de ¨su madre¨, la señora de la casa. Aprenderá a vivir con su frío esposo y enfrentar la guerra.

– ¡No pienso casarme con un demonio! – gritó.

Luciana, una joven que apenas cumplía los 18 años había recibido la fatal noticia que sería la futura esposa del general Demonio del reino de Varxs. La noticia había llenado de un aura oscura la mansión donde habitaba la familia del Duque de Hamilton. La duquesa de Hamilton, señora de la casa se reusaba a dejar ir a su hija, incluso si eso significaba desobedecer el edicto real. Aquel hombre, el general que todos temían, era la causa del alboroto que se vivía en la mansión.

Lilian la hermana de Luciana, quien era hija de una consorte solo observaba desde lejos el alboroto, los gritos y llantos de la joven Luciana ensordecían a todos los presentes. Lilian abrió la boca para intentar consolar a su hermana, sin embargo, no pudo formular algo alentador frente a la situación que estaban pasando.

– Frederick, debe haber una manera de impedir esto, no podemos dejar que nuestra hija se case con un demonio – dijo la duquesa, su esposo tenía el mismo semblante que la duquesa, mostraba un rostro pálido y los ojos en exceso dilatados, ambos caminaban de lado a lado en la sala general esperando alguna solución al caos que venía.

Lilian y su madre estaban petrificadas en la esquina del salón sin emitir opinión alguna, ya se sabía que ellas no eran tratadas de la mejor manera por la duquesa, ellas solo asentían y se dedicaban a cuidar de la casa. Ciertamente en aquella época los hombres de la nobleza podían contraer matrimonio con varias esposas, sin embargo, el incidente que hizo que la madre de Lilian llegara a la mansión fue un infortunio causado por la misma duquesa.

– Mi señora, cálmese por favor – dijo la madre de Lilian. A pesar de no apreciarla, tuvo que intervenir, se podía ver que la duquesa estaba al borde del colapso.

– No me casaré, no con él, moriré antes de ser desposada por ese demonio - dijo Luciana, tomando un cuchillo que se encontraba en la mesa, ciertamente ella no se dañaría, pero con ese gesto buscaba amenazar a sus padres, como solía hacerlo cada vez que no quería algo. Esta vez no sería posible porque era un edicto real, reusar las ordenes del Rey sería equivalente a la encarcelación y aún peor la muerte.

– Buscaremos una manera, diremos que está enferma, o algún motivo, lo prometo.

– Frederick espero que cumplas tu palabra – bramó la duqueza saliendo del lugar, seguido Luciana aun llorando desconsoladamente.

– Melanie, tráeme un vaso de agua por favor – ordenó el padre de Lilian, Melanie la madre de Lilian se dispuso hacia la cocina rápidamente.

– Padre, ¿por qué? – preguntó Lilian, ella aún no conocía los motivos por el que llamaban al general del reino de esa grotesca manera.

– ¿Por qué lo llaman ... demonio? – volvió a preguntar.

Lili, ven aquí hija, le llamó con cariño aquel hombre, a pesar de ser hija en una consorte, aquel hombre la apreciaba mucho. – Me da mucho gusto, que estés comprometida con el segundo príncipe - dijo acomodándose en la silla. – Pero me preocupa tu hermana, él, es un hombre de temer, es el general del reino, estuvo durante muchos años en la guerra, es considerado un dios de la guerra, pero también es considerado un demonio por la frialdad con la que asesinó. – dijo el duque.

– Si es un hombre tan horrible, ¿Por qué nuestro Rey le daría a mi hermana? – preguntó aun sin entender la situación por completo, por alguna extraña razón le parecía injusto que hablaran así a las espaldas de la gente.

– No lo sé hija, pero ... se rumorea que sus tres primeras esposas murieron días después de entrar en su mansión – dijo arrugando la frente.

– Dime papá, ¿tú lo conoces?

– Nunca lo vi en la corte, estuvo durante años en la guerra y no vive en la capital. Durante todos estos años ha estado ...

– En las fronteras, junto con los campamentos militares – añadió Lilian.

Se sabía que Lilian tenía habilidades para la política y la guerra, le fascinaba hablar sobre aquellos temas que eran mal vistos para una señorita, sin embargo, a ella no le interesaba la opinión ajena. Su padre le había enseñado a cazar, el tiro en arco, el manejo de la espada, y había pasado mucho para comprender que las mujeres necesitan aprender a defenderse, necesitan aprender a valerse por sí mismas.

– No te preocupes Lili, tu hermana estará a salvo en casa, buscaré la manera de detener este matrimonio – añadió con un beso en la frente, y salió del lugar.

El general de VarxsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora