• primera impresión •

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Era la misma rutina de siempre en la vida de yamaguchi, despertar, arreglarse para ir al trabajo, ir a la universidad y llegar a casa, esta rutina cambiaba los fines de semana, en su descanso, pero esa mañana sucedió algo que cambiaría la vida amorosa de nuestro pecoso.
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Hoy era su turno de abrir la cafetería, así que se despertó más temprano de lo normal, con la ganas de volver a su suave cama a flor de piel tuvo que alistarse y abrir su dichoso trabajo, encendió las máquinas necesarias y empezó a limpiar antes de que llegara la clientela.

Generalmente su humor al trabajar era muy cálido, pero odiaba sus turnos de mañana, uno, cambiaba su rutina y dos - la más importante - no lo dejaba dormir sus horas completas, por eso tenía que tomarse un café bien cargado que lo haga estar despierto hasta las tres de la madrugada, pensaran ¿qué agarre café de la tienda? Oh no, eso acabaría con su vida laboral y pobre de yamaguchi si compraba el café del local cuadras más adelante, obligado tiene que traer café de su casa. Dejando eso de lado, el lugar donde trabajaba no era muy conocido, si bien tenía clientes frecuentes muy pocas veces había clientela nueva, pero pagaban bien, así que no se quejaba en lo absoluto.

Cuando estaba a punto de irse entró un rubio, alto, delgado y sumamente lindo - según el peliverde - antes de irse lo atendió, le pidió su nombre para fines completamente laborales y se fue.
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Habían pasado varias horas desde que  yamaguchi vio a aquel rubio, sinceramente se había olvidado quien era, estaba tan estresado por sus evaluaciones finales que no le daba la cabeza. Curiosamente su mochila cae estando abierta, lo que hace que tenga que recoger todo, encontrando el papel donde estaba  el  nombre escrito del rubio  - "Tsukishima" - ahí su mente hizo click, se dispuso a buscarlo por redes sociales, encontrando su instagram, sin duda aquel chico era interesante.
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Yamaguchi admitía que en este mes sus sentimientos por el rubio empezaban a florecer, no le molestaba en absoluto, pero tsukishima era como un juego diseñado para no conocer puntos débiles o estrategias, sólo pasártelo como esta determinado, eso le enojaba, si bien el rubio se estaba abriendo le costaba muchísimo, quería  que tsukishima pusiera de su parte pero tampoco es como si pudiera reclamarle.

Resignado a su amor platónico decide hacer que las cosas fluyan, no va a dar de su parte, sin presiones, el destino hará su parte y yamaguchi esperará gustoso por ello.

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Capuchino | Tsukkiyama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora