🖋️CAPÍTULO DOS🖋️

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La mañana paso con normalidad, una calma que era completamente extraña, extraña ya que la pareja andaba con completa calma, no corrían de un lado a otro ya que era su día de descanso, bueno, el segundo.

Estaban acurrucado, como si nada preocupara sus mentes, aunque varias cosas si que los atormentaban, Marinette seguía pensando en las palabras que le dijo Adrien, ¿Acaso ya había llegado el momento? No se sentía lista, tenía demasiados planes a futuro y un bebé aún no estaba en ellos, ¿Pero si ya era la hora?

Se levantó, yendo directamente a la cocina, hoy le prepararía el desayuno a su gatito, quería pasar esa hermosa mañana solo con el, olvidaría todo el estrés de la semana y no pensaría en trabajo, más que en su pareja.

Los platos ya estaban sobre la mesa, sólo faltaba que bajara el rubio, la azabache preparo un poco de jugo y café, coloco dos tazas y dos vasos boca bajo, subió con pasos cautelosos a la recamara, abriendo la puerta lentamente, viendo aún dormido al hombre que la volvía loca, se sentó a su lado y comenzó a peinar sus mechones que caían descuidadamente sobre su rostro, para después inclinarse y darle un suave beso en los labios.

Sus párpados se abrieron lentamente, dejando ver aquellas esmeraldas que tanto lo caracterizaban, aquellas que eran la luz en la vida la azabache.

-Anda gatito, ya esta listo el desayuno.

Repartía suaves caricias en su rostro, delineando sus varoniles facciones, contemplando al maravilloso hombre que tenía a su lado por el resto de su vida.

-¿Mari? -se acurrucó más en su mano, como un gato buscando a su dueño - ¿Estas bien princesa?

-Por supuesto, sólo tienes que levantarte, el desayuno ya está servido, anda amor.

-No sabes lo increíble que suena eso - estiró su brazo para poder jalar a su esposa junto a él y abrazarla - No te imaginas en mi adolescencia cuantas veces soñé despertar y verte junto a mi, no me canso de esto, ni creo hacerlo.

-Gatito - la azabache no pudo ocultar lo avergonzada y emocionada que se sentía, ya que al igual que el, soñaba con eso - Ni yo, pero anda cariño, tienes que ir a ver a Nino, no se te vaya a hacer tarde.

El rubio no quería seguir aquella orden, estaba feliz, con sueño, pero feliz de estar esos simples momentos junto a Marinette lo hacían sentir en el mismísimo cielo, pero tenía razón, tenía que ir a ver a Nino por algo "Urgente" ya que así el lo había llamado.

La mañana y el desayuno fueron tan pacíficos que parecía que nada ni nadie interrumpiria aquella agradable atmósfera que había alrededor de la pareja, en eso el celular de Adrien comenzó a sonar, simplemente rodó los ojos, ni una sola mañana podía pasarla con su esposa.

-¿Bueno?

-Adrien, lamento interrumpir pero necesito verte antes de lo acordado, te veo en la agencia en treinta minutos, adiós amigo.

-¿Nino? - el hombre asintió, ganándose una sonrisa por parte de su esposa.

- Ve amor, podremos estar todo el día juntos, no te preocupes por mi, espero y te diviertas cariño.

-En serio eres la mejor esposa del mundo.

Se levanto de su asiento llevando el plato sucio al fregadero, dándole un beso en la frente a su amada para salir rápidamente del lugar de encuentro que le había dicho su amigo.

Adrien llegó rápidamente, al parecer su amigo tenia prisa ya que en todo el camino recibía mensajes por parte de este diciendo si ya estaba cerca, así que tenia que ser algo realmente importante.

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