🖋️CAPÍTULO CINCO🖋️

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Al ver a su esposo cómo si estuviera a punto de caer se acercó a él, viendo el cansancio en su rostro a la vez que la pequeña que tenía en brazos había dejado una gran marca de sus lágrimas en la camisa del rubio.

-Anda, dame a Sam - su esposo veía detenidamente el rostro de la que le extendía sus brazos para recibir a la niña.

Se la dio con cuidado haciendo que la brazara contra su pecho a la vez que limpiaba las pocas lágrimas que quedaban en sus mejillas.

-Mari, yo no quería-

Alzo su rostro dándole un beso en la mejilla ya que como estaba se veía más bajo de lo normal.

-Ve a dormir, después hablamos de esto.

-¿Estas enojada? - la veía con una mezcla de emociónes ganándose una sonrisa de su parte - Vamos, no te enojes.

-No me pidas eso, sabes como odio las mentiras y más si se trata de algo así, sin embargo no podría molestarme contigo, puedo entender de cierta manera el porqué lo hiciste, así que después discutiremos de esto.

-Gracias.

Subió ahora a su habitación quitándose la camisa colocándose una nueva mientras se echaba en la cama alzando las cobijas para entrar en ellas y quedar profundamente dormido de lo exhausto que fue la madrugada que tuvo que pasar.

Durmió una hora y media, bajando las escaleras en la sala viendo una conmovedora escena de ella y la niña, teniendo un sonajero en la mano y mecia a la bebé para no hacerla llorar. Bajo con cuidado para sentarse a su lado viéndolo de reojo como un cachorro triste o que bien, fue regañado.

-No me veas así.

Dijo la pelinegra, devolviendo su total atención a Samanta dedicándole una sonrisa solo a ella ignorando nuevamente a su esposo.

-Anda Mari, no te molestes, por eso no te lo dije.

-¿Es en serio Adrien Agreste Graham De Vanily? - cambio la posición en la que estaba colocándose cara a cara, al haber dicho su nombre varias luces de encendieron en su cabeza, realmente estaba molesta.

-¿Si? - una mirada llena de descontento fue su respuesta, moviendo rápidamente las manos para retractarse - Lo se, pero has estado molesta con el tema de cuidar niños, el tenerlos y todo eso.

-Eres un idiota - la vio con sorpresa haciendo que Marinette dejara el juguete rascándose el puente de la nariz - Adrien, Samanta es nuestra ahijada y hija de nuestros mejores amigos ¿Cómo se te ocurre que me molestaría por cuidarla?

-Ahora me estás regañando - le dio un suave golpe haciendo que sobara la zona de inmediato - ¡Auch! Eso dolió Mari.

-Es lo que te mereces.

-Bueno, ya que estamos bien-

-¿Quién dijo que estábamos bien?

-¿No lo estamos?

-No, al menos que vayas a conseguirme fresas frescas y por supuesto unas papas fritas con nuggets de pollo ¿De acuerdo?

-Esta bien - le dedico una sonrisa la cual fue de vuelta al instante - Ahora si princesa, ¿Qué tenía Sam? No dejaba de llorar desde que te fuiste.

-¿Así que la has estado cuidando desde que Nino y Alya fueron de viaje? - asintió - Bien, no tiene sentido quejarme ahora, simple, le di un baño y ya que te tardaste en cambiarle el pañal, esta rosada, le puse pomada, talco y ya esta mejor.

-Wow, yo pensaba que tenía hambre.

-Adrien, tenias cuatro biberones listos y ninguno se tomó ¿Crees que tenía hambre?

-Esta bien, error mio ¿Qué te dijo el médico?

-Los resultados van a tardar más, iré mañana por ellos ¿Me quieres acompañar?

-Por supuesto.

Así al tercer día había sido descubierto el rubio, ¿Pero que podía hacer? Su esposa era maravillosa y a pesar que se molesto le dedico completa atención al pequeño visitante, decidiendo trabajar desde casa al igual que Adrien.

No querían ser llamados malos tíos y mucho menos darles la razón a los padres de la pequeña que no podían con la tarea, ya que ese día Alya había llamado y por lo tanto se entero de lo que había pasado, riéndose de su amigo diciendo que iba a ser difícil cuidarla aún con ayuda de ambos.

Al día siguiente por la tarde Adrien se puso una cangurera de bebé para así transportarse con Sam sin necesidad de una carreola, solo llevando su silla para ponerla nuevamente en el asiento trasero.

Al llegar la niña ya estaba dormida, siendo recibidos con una amable sonrisa por parte del médico.

-Wow, no sabía que ya habían tenido hijos, me siento traicionada, creí que era la única medica para ustedes.

-N-no, es hija de Alya y Nino, solo la cuidamos ya que están de viaje.

-Aunque quisiera tener uno propio - ganando un codazo por parte de su esposa - Bueno, por mi salud diré que es broma.

-Bien, antes de darte los resultados, Adrien, que tal si me dejas ver a la niña.

A Adrien lo desconcertó un poco, sacando a la bebé para darle a la pequeña que seguía completamente dormida.

-¿Por qué Alix?

-Bueno, los resultados me llegaron hace una hora, y Marinette, es algo serio.

Adrien vio a su esposa que se le había ido el color por completo, tomó su mano tragando grueso para ver nuevamente a su amiga.

-¿E-ella, esta mal?

-No - ambos suspiraron aliviados ganando una carcajada de su amiga que claramente disfrutaba verlos así - Mari, Adrien, están esperando un bebé de aproximadamente un mes.

Adrien grito de felicidad emocionandose al instante viendo a Marinette que se había quedado en shock sin entender nada, la abrazo dándole suaves besos en las mejillas sin contener la felicidad en su cuerpo.

-Mari, ¡Vamos a ser papás!

Ya no estaba en la silla, cargando a su esposa mientras ella seguía en su trance, bajandola después de que la adrenalina disminuyera.

-¿V-voy a ser mamá?

Ahí te encargo (MLB) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora