Amores de antaño

90 9 5
                                    

✦────── Kazuha ──────✧
—¿Qué sucede aquí? —pronunció el viajero con semblante confuso e inquieta voz.

-C-Caí sobre él por culpa del barco- expresó nerviosa aquella mujer que se encontraba sobre mi regazo -Fue un accidente- aclaró.

El sonido de sus labios al hablar me hicieron dirigir mi ver hacia su rostro, por lo que continué apreciando su existencia como lo había estado haciendo ella conmigo hace unos minutos.

El tensar de su cuerpo emanaba tanta calidez que me hacía estremecer. Debido a nuestra cercanía precipitada, su rostro vivía bajo el encarcelamiento de un rojo carmín que se extendía hasta sus orejas. Observarla de esa manera desde cerca, me hizo sentir tan extraño que únicamente sonreí. Después, mis mejillas sufrieron un ardor incomprendido y eventualmente, intenté controlarme.

¿Esto...?

El joven de cabellos dorados se aproximó hacia nosotros a paso veloz. Su mano se extendió hacia la chica esperando que la tomara de la mano. Ella correspondió su actuar y abandonó mi compañía tras haberse puesto de pie. Incluso en su ausencia, podía sentir el peso de su cuerpo sobre el mío como si aún estuviéramos juntos.

-¿Estás bien?- preguntó Aether a su vez que movía los cabellos de la chica y sostenía delicadamente uno de sus antebrazos. Estaba examinándola. Sus ojos emanaban un sentimiento de preocupación y algo más allá de eso.

-Sí, estoy bien- respondió mientras sacudía su vestido en timidez.

Observar el actuar del viajero me hizo sentir inquieto. Tratando de espantar la sensación, me levanté, pero un mareo intenso explotó sobre mi ser. Apreté los ojos soltando un pequeño quejido y, como si fuese a calmar el dolor, dirigí mi mano derecha hacia mi frente, pero el calor de unas manos ajenas me detuvieron.

-Primero déjame cubrir esa herida- habló en serenidad la mujer frente a mis ojos. -¡Oh! Y después revisaré este vendaje ¿De acuerdo?- con sus dedos delgados, acarició la tela que envolvía mi mano accidentada hace mucho tiempo atrás.

-No hace falta... Gracias- alejándome un poco, respondí, mientras sentía que mis oídos se ahogaban en un ruido ensordecedor.

El aciago recuerdo inundó mi conciencia, abatiéndome por unos segundos. Tenía un nudo en la garganta y mis pies perdían su equilibrio. El dolor emocional parecía convertirse en uno físico en forma de un ardor electrizante que recorría todo mi cuerpo. Pero nada se comparaba con la ausencia de aquella persona.

A punto de perderme en la tristeza, la chica acomodó una de sus manos en mi espalda, mientras que la otra se mantuvo en mi brazo.

-Todo está bien, ven aquí. Probablemente te golpeaste en la cabeza... después te prepararé algo para eso- su calidez me guió hacia la orilla de mi cama y me sentó delicadamente. Tomó asiento a lado mío con un frasco pequeño, un paño húmedo y algo que parecían trozos de tela muy delgada.

Su actuar altruista frente a un total desconocido, me fascinaba. Había calmado mis pesares con tan solo su voz.

Pero hay algo...

-Cuando termines... ¿Podemos hablar?- habló Aether con tono afligido, el cual, me sorprendió.

Ella solo asintió ante la interrogante. Ni si quiera volteó a verlo. Después, el tercero cruzó el umbral hasta la habitación de enfrente.

Una vez solos, observé en calma el semblante de mi amable acompañante. Expresaba demasiadas emociones detrás de ese rostro pálido en tranquilidad sofística. Me recordó a mi yo del pasado.

Sofístico/a: Que es falso, actuado o forzado.

Observé la manera en que limpió sus manos con el paño húmedo. Se encontraban temblando ligeramente y además, tenía pequeñas heridas en sus palmas. Abrió el frasco y vertió una pequeña cantidad de su interior en la yema de sus dedos medio e índice. En terneza, su mano izquierda apartó mis cabellos albinos, y aún en temblor, untó la sustancia notablemente espesa en mi herida.

Secretos De AnemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora