❝Los polos opuestos
suelen atraerse, ¿no?❞
━━𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 la vida de Joseffine da un giro totalmente inesperado, que la lleva a descubrir cosas sobre su verdadera familia.
Conocerá el mundo de las sombras y personas nuevas, que cambiaran su vida...
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「❛ capítulodos❜」
AMBAS CHICAS, un tanto aturdidas, aparecieron en un lado de la estación de policía.
—¿Qué demonios...?—la castaña se tomó su cabeza tratando de detener el leve mareo.
—¿Clary? ¿Joseffine?—las llamó una voz haciendo que ambas se pongan de pie.
—Capitana Vargas.
—Son las dos de la mañana, ¿qué hacen aquí tan tarde?
—Uhm... Luke dijo que nos llevaría a casa— contestó Joseffine y la pelirroja a su lado asintió aún aturdida.
—Aún no confía en los taxistas, ¿no es así?—sonrió la mujer—. Bueno, está en una entrevista. Puede que tome tiempo.
—Genial, si... lo esperaremos en la cafetería—la castaña tomó el brazo de Clary, guiándola, pero la capitana las volvió a detener.
—Oigan, ¿hay algún tipo de problema? ¿Algún chico?
Joseffine asintió cómo pudo.
—Si, Clary tuvo un problema con un chico... eso es.
La capitana asintió un tanto desconfiada, pero siguió su camino.
—Busquemos a Luke— Clarissa asintió y ambas bajaron las escaleras hacía donde estaba la reunión de Luke.
—Cuando descubrimos que Jocelyn Fairchild estaba viva, fuiste fácil de rastrear—dijo una voz varonil.
Ambas asomaron un poco su cabeza y pudieron ver como un hombre y una mujer hablaban con Luke.
—Resulta que tú y Jocelyn nunca estuvieron separados. El círculo la tiene ahora y dentro de poco tendremos a su hija y a la hija de Elías.
—¿Hija de Elías?—le preguntó la mujer a su lado.
—Hablo de Joseffine Cooper, genia.
—Oh por Dios— la nombrada se cubrió su boca, asustada.
—Puedes tener a las tres si entregas la copa mortal.
—No me importa ninguna de ellas. No significan nada para mi. Matenlas si quieren—dijo Luke de manera muy segura, haciendo que ambas desde arriba botaran unas cuantas lágrimas.
>>Mi gente y yo hemos buscado la copa todo este tiempo. Cuando la encuentre, me la quedaré. Díganle eso a Valentine y al círculo.
—Nadie mencionó ese nombre—habló la mujer.
—No era necesario.
—Oye escúchame... —demandó el hombre levantándose de su asiento.
—¡No, tu escúchame a mi!—Luke golpeó la mesa—Fuera de mi oficina.
