[EN EDICIÓN]
SooBin usa silla de ruedas por un "accidente" ocasionado por su padre, desde ese momento debe ser capaz de arreglárselas solo. Hacer todas las cosas de una persona normal, aunque, sin mover las piernas.
Claro no es fácil, pero, cuando...
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¿Los héroes existían? Había visto muchas veces antes, personas salvando a otras, incluso películas. Y, se podía decir que si. Pero necesitaba ntenderlo, y no solo eso, también observarlo. En carne y hueso. Cómo muchos dicen: ver para creer.
Y aún viéndolo, no lo creería.
No fue hasta que, YeonJun llegó a su vida, creyó que había personas que aunque no tuvieran capa o un traje, podían salvar y ser héroes. Porque lo salvó, le dió una vida llena de felicidad, una que nunca tuvo. Y, puede que en un principio lo hizo con buena intención, lejos de pensar posiblemente que todo se convertiría en algo mucho más que amistad. Ahora, está seguro a quien entregarle su corazón, seguro que quiere pasar el resto de su vida al lado de esa persona, seguro de darle todo... Porque los héroes existen, y SooBin encontró al suyo.
Loss sentimientos que creyó haberlos reservado, ahora, él único que podía sacarlos era YeonJun. Tan carismático, lindo, amable, y con esa paciencia sorprendente, dispuesto a sacarle una sonrisa en cualquier momento. Esto y mucho más logro enamorar al pequeño. Lo hacía sentir especial. Y cuidaba como si de un niño se tratará.
Al pasar el tiempo, cayó perdidamente por él, por todas las cosas que hacía o decía. Todo, absolutamente todo era perfecto a los ojos de SooBin.
Pero claro, todos llegan a tener una poca de desconfianza. Sobre todo este, porque suponía, YeonJun no podía fijarse en alguien con discapacidades. Simplemente, no lo creía. YeonJun era tan perfecto, y el... Tenía discapacidades ¿Quién se enamoraría de él? Nadie. A nadie le importaban ese tipo de personas.
Pero, alguien le hizo cambiar esa perspectiva, alguien le hizo ver, que tenía mucho para dar, y mucho de si mismo. Esa persona fue quien se atrevió a dar el primer paso y confesarle sus sentimientos...
Quien primero se atrevió a besarlo.
Y no podía ser más feliz con eso. No podía estar más contento.
YeonJun era su todo, lo que necesita para vivir, su oxígeno, su vida, su universo.
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El pequeño soltó una risa, al mirar como el contrario trataba de hacer un platillo especial, una combinación de varias comidas, y por lo visto, no salía como esperaba, la mueca que tenía lo demostraba.
Se acercó moviendo la silla hasta quedar a los pies del más alto.
ㅡLo siento, trataré de mejorarlo... ㅡSe miraba tan concentrado en eso, como un niño tratando de terminar su dibujo.
Haciendo a SooBin sonreír por lo tierno que se mostraba.
ㅡSolo es una comida ㅡIntento restarle importancia. Pero el contrario nego automáticamente.
ㅡTiene que ser especial ㅡMiró los ojos marrones del más bajoㅡ Es nuestro aniversario, y quiero hacerlo especial, ¿No es especial que quierá cocinarte?
Lo era, definitivamente.
Así que solo atino a reír de nuevo.
ㅡEs especial... ㅡLe hizo una seña para que bajara a su altura, y YeonJun obedeció quedando a su altura un tanto cerca de su rostroㅡ Pero, lo único que necesito es que estés conmigo ㅡSonrióㅡ Es lo que importa.
Formularon ambos una sonrisa. Aunque el mayor bajo la cabeza mostrándose algo tímido.
Y entonces sin esperarlo más, unieron sus labios, de forma lenta, demostrando sus sentimientos.
Quizás no era el primero, pero estaba seguro, tampoco sería el último beso.
Y con eso estaba más que felíz.
Un solo beso, y SooBin se sentía en la cielo, un pequeño roze y se volvía diminuto, juraba mirar las nubes. El decía una sensación inalcanzable... Se sentía tan bien.
Que decir de YeonJun. Ese pequeño logró cautivarlo desde el día que que lo diviso en aquel puente.
Si, se podía decir que amor a primera vista.
Se separaron riendo otra vez.
Uniéndose en su propio mundo, se tienen el uno al otro. Y con eso bastaba, ¿Para que pedir más? No necesitaban más. Un mundo mágico, uno en el que solo existen ellos. El momento en el que sus miradas conectaban, los ojos contrarios brillaban haciendo el momento más especial. Porque, estaban completos, y con esto sus corazones saltaban alegres.
Encontraron la felicidad. Ahora, solo esperaba que durará para siempre.
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