Bueno, soy Tn Kobayashi, tengo 15 años y hoy voy a dar mi prueba para entrar a la UA. Aunque, en realidad, no voy a dar la prueba como el resto, ya que voy a entrar como alumna recomendada, gracias a mis padres, héroes muy poderosos y muy buenos con todos menos conmigo. Quieren que yo también sea excelente como ellos, al menos eso quiero creer.
Mejor me empiezo a arreglar. Hasta entonces, les contaré un poco sobre mi quirk. No es el mejor, pero es bastante fuerte, creo. Se llama "Elemental". Es muy original, lo sé, pero puedo controlar los cuatro elementos.
Se ve como un buen quirk, controlar todo a mi alrededor, pero tengo que tener cuidado porque mi poder es demasiado para mi cuerpo y gasta mucha energía. Mis padres no les importa, siguen entrenando 24/7. Vivo con sueño o con ojeras todo el tiempo. A mis padres no les gustan las ojeras porque "no es muy estético ni digno para una señorita de sociedad". Me obligan a usar maquillaje todo el tiempo.
Espera... ¿Qué hora era? De nuevo, me perdí en mis pensamientos. Son las 7:50 de la mañana y las pruebas son a las 8. Aún tengo tiempo... Mierda, en realidad tengo que correr o llegaré tarde. Me sorprende que mis padres no hayan venido a gritarme como siempre.
-Señorita Kobayashi, la estaba esperando. Ya es muy tarde- dijo Alfred, mi chofer.
-Hola, perdón, me distraje- le dije con vergüenza.
-No hay problema, señorita, pero será mejor irnos ahora para que no llegue tarde a su prueba- apuró Alfred.
-Vale, vámonos entonces.- Agarré mis cosas que había preparado la noche anterior y me subí al auto. Realmente espero no haber olvidado nada.
Después de acabar la prueba de ingreso, decidí llamar a Alfred para que no me vengan a buscar a la UA. Preferí ir a caminar para relajarme del estrés de la prueba.
Salí de las instalaciones de la UA y caminé por la ciudad, evitando lugares concurridos para no encontrarme con mis padres. Fue una mala idea, ya que un chico quemado y maloliente se me acercó para robarme la mochila.
-Hey tú, niña, dame todo lo que tengas si no quieres morir- me dijo el chico, poniendo una mano en mi cuello.
-No, gracias- intenté liberarme, aunque sin mucho cuidado, porque aunque esté en riesgo, empiezo a pensar que soy bastante imprudente.
-Entonces, ¿quieres morir, niña tan arriesgada?- Comenzó a sujetarme más fuerte, y su poder me quemaba.
-Hoy no, gracias. Por favor, báñate, apestas- respondí, convirtiendo el aire en neblina para distraerlo y correr hacia mi casa.
Ojalá ese chico maloliente no se me vuelva a aparecer. Aunque tengo la sensación de haberlo visto antes... Nah, debe ser mi imaginación. Al menos sigo viva y mis cosas están aquí. No creo poder contarles a mis padres, me regañarán o me harán entrenar el doble.
Estaba en mi nube como siempre cuando Keigo, mi gran amigo, entró en mi habitación. Maldición, cómo se me ocurre dejar la ventana abierta.
-¿En qué tanto piensas?- dijo Keigo, recostándose a mi lado.
-¿Y tú qué haces en mi habitación?- Le lancé una almohada porque me asustó.
-Auch, ¿ya no puedo venir a visitar a mi mejor amiga en su casa? ¿O ya no me quieres?- dijo, sobándose la nariz que golpeé con la almohada.
-Sabes qué, no importa. Ahora que estás aquí, ¿puedes pedir comida? Me muero de hambre y me da pereza hablar con mis padres- dije, poniendo cara de perrito para que me hiciera caso, porque en serio no quiero verlos hoy.
-Está bien, pero solo porque te quiero, y me duele la nariz- respondió, saliendo por la ventana.
Mientras Keigo regresaba, decidí hacerle una broma. Subí al techo, lo vi cerca y luego corrí y me lancé. Como era de esperarse, Keigo me atrapó y me dejó en mi habitación de nuevo.
-No me vuelvas a asustar así. Casi te mueres tú y casi tiro mi pollito- exclamó Keigo mientras abrazaba una bolsa con KFC.
-Tranquilo, recuerda que soy inmortal- dije, imitando la pose de All Might. En realidad, no soy inmortal, pero eso fue muy divertido.
Keigo me respondió con un golpe de almohada.
-No seas tonta. ¿Qué hubiera pasado si no te hubiera visto a tiempo?- dijo, dándome más golpes con la almohada.
Comenzamos una guerra de almohadas, como cuando éramos niños. Si se preguntan cómo conocí a uno de los mejores héroes de Japón, es fácil. Mis padres me dejaron en el mismo lugar que él para mejorar nuestros poderes, y desde entonces somos buenos amigos. Aunque ahora casi no nos vemos porque Hawks está ocupado con su agencia y todas esas cosas de héroes.
Al final del día, me fui a dormir y Keigo se fue a su casa. Él y mis padres no tienen la mejor relación, pero Keigo sabe cómo me tratan y me defiende de algunos de sus castigos.
Para no aburrirlos con el resto de mi semana, solo diré que se basó en entrenamientos, escapadas con Hawks, castigos por no ser como mis padres esperan y la llegada de una carta de la UA que aceptó. Tenía que ir a ver mi uniforme y dejar el diseño de mi traje de héroe porque el próximo lunes comenzaríamos clases. Me da pereza, pero al menos puedo estar lejos de mis padres, y eso lo vale.