El zapato de Evelyn

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De la nada, todo se puso oscuro, solo podía ver la calceta gigante de Evelyn.

Trate de correr hasta la punto del zapato pensando que allí estaría a salvó. Por fortuna, su pie no llegaba hasta donde yo me encontraba.

Mi única vista era ver su calceta blanca y si me acercaba más, podía ver un poco de sus dedos.

Yo no tenía idea de que tan lejos sería la escuela, pero debo decir que se movía mucho. A veces sentía que ella trataba de estirar sus dedos para poder meterme debajo de su pie.

Luego de un rato, sentí que Evelyn estaba sentada.

Ella tenía su pie en el aire. Aunque tenía miedo, poco a poco me fue gustando más la vista que tenía. Llegue al punto de preguntarme si era un sueño, por lo que me peyisque.

Fred: Auch, obviamente no es un sueño. En verdad estoy en el zapato de una chica.

Su calceta no olía mucho, pero el zapato por otro lado, tenía un olor peculiar. Se veía que era un poco antiguo.

Fue un viaje largo, yo estaba al pendiente de que no me aplastará. No sabía que iba a pasar si acababa debajo de su pie.

A veces la escuchaba hablar con alguien pero no podía oír muy bien.

El problema fue cuando me relaje un poco. De la nada, ella empezó a caminar y yo por no estar preparado, caí debajo de sus dedos.

Cada paso que daba Evelyn, me aplastaba con sus dedos. Tengo que admitir que me gustó, a tal punto que me deje llevar.

Era una experiencia única.

Camino mucho, y se movía todavía más, aún cuando estaba quieta.

Sabía que estaba hablando con otras chicas porque se escuchaban risas de chicas.

Durante un rato estuvo quieta hasta que volvió a caminar y volvió a parar. Esta vez se había sentado de nuevo.

Fred: Según mi experiencia en la preparatoria. Tal vez habló con sus amigas en el campo y ahora se encuentra en sentada en el salón.

Estaba en lo cierto. En un momento Evelyn se quitó el zapato por un momento y pude ver que estaba en un salón.

Cuando estábamos en clases, Evelyn siempre jugaba con sus zapatos. Llegaba un punto en que se los quitaba.

Tenía la esperanza que ella lo hiciera, y tenía razón.

Evelyn movía mucho su pie, por lo que había veces en las que podía ver al exterior.

A lado de ella, note otros tenis escolares parecidos a los que ella usaba.

Aunque sentía curiosidad por salir un poco para ver la situación, no tenía el suficiente tiempo.

En cualquier momento ella podría volver a meter su pie y yo quedaría aplastado por el.

Cada que terminaba una clase, ella se movía. En más de una ocasión casi quedó aplastado por su pie.

Fue un día largo, hasta que en una ocasión, mientras ella parecía sentada, empezó a elevar sus pies.

Yo trate de agarrarme de la punta de su zapato para no caer debajo de su pie, pero parecía que ella lo estaba haciendo intencionalmente.

Fred: ¡Ya no puedo más!

Y de pronto, me caí hasta quedar casi debajo de su pie.

De la nada, Evelyn volvió a bajar sus zapatos, eso significaba que su pie me estaba aplastado lentamente.

Su calceta que era blanca en un principio, se veía un poco sucia.

Era yo y su calceta frente a frente. Por fortuna, ella parecía que estaba sentada, por lo que no me aplastaba tan duro, pero solo duro unos segundos.

Luego de un rato, Evelyn parecía que había comenzado a caminar, por lo que su pie, me estaba aplastando con cada paso que ella daba.

Ya estaba un poco húmedo y tenía un olor extraordinario.

Fue doloroso tener que soportar cada paso que daba, pero luego de un rato, volvió a sentarse.

Yo pensaba en volver lentamente a la punta del zapato, pero cuando casi llegaba, los dedos del pie de Evelyn me jalaron hacia atrás y luego me cubrían por completo.

A diferencia de cuando me aplastó con todo su pie, esta vez fue un poco más calmado.

Era un poco más suave y los ponía cubriendo mi cuerpo. En verdad olían buen. En vez de ir a la punta del tenis, decidí quedarme donde me encontraba.

Y así fue casi todo el día, aunque hubo un momento donde corrió mucho, pero no resulte muy lastimado, aunque el olor aumentaba en cada minuto.

Luego de otro rato, luego de una caminata y una que otro transporte, Evelyn se quitó el zapato donde yo me encontraba.

Evelyn: ¿Fred? ¿Estas bien?

Fred: Si, aquí estoy.

Evelyn: Muy buen, ¿Qué te pareció tu día hoy? Fue bueno ¿Verdad?

Fred: Este...

No sabía que decir, por un lado me había gustado poder cumplir mi sueño, pero me daba pena decirle la verdad.

Evelyn: bueno, sé que tienes muchas preguntas, y yo puedo ayudarte. Pero antes de eso, tengo muchísima tarea, por lo que tendrás que ganarte las respuestas a las preguntas.

Evelyn me tomo y me subió a su cama. Luego saco de su mochila varios cuaderno.

Evelyn: Mientras yo hago mis deberes, vas a masajear mis pies.

Evelyn me acerco sus pies que todavía llevaban las calcetas escolares. Se veían más sucias ya con luz.

Evelyn: Vamos, es tu sueño, y de paso puedes olerlas, pero nada más eso, no quiero cosas extrañas ¿entendido?

Y fue así que comencé a masajear sus pies y olerlos para conseguir más información... Aunque también era porque no podía resistirme a tal acto.

Mi Amiga La GigantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora