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La escena era devastadora para la reina, sus soldados muertos caían uno a uno. Todos dando su vida por Narnia.

–Sería mejor que te rindas, aún estás a tiempo–dijo Caspian I con burla.

Narnia jamás será tuya–exclamó mientras apretaba el mango de su espada.

Sus brazos estaban cansados y el aire quemaba al entrar por su nariz, pero ya no tenía nada más que perder. Marie logró guiar a Caspian a uno de los acantilados que habían formado los árboles antes de dormir, quizá podría ganar ahí.

Los minutos pasaban y la batalla entre la reina y el usurpador llegaba a su final, con la hoja afilada de la espada de la castaña en el abdomen de su contrincante.

El odio en los ojos de la reina fue lo último que vio el telmarino, pero con su último aliento logró tomarla con fuerza y pegarla a su cuerpo para luego lanzarse al vacío.

Los narnianos nunca supieron que le sucedió a su reina; dicen que Caspian la asesino, otros que está con Aslan  esperando el momento indicado para volver.

–¿Marie? ¡MARIE!

La voz de su padre la obligó a salir de sus pensamientos, recordándole una vez más que estaba en su mundo y no en Narnia con su hijo.

–Perdón, papá. Sigo algo dormida–se excusó mientras tomaba un barbijo desechable de la guantera y salía del auto.

–¡LA MOCHILA!–gritó Alec, su padre.

Marie rió y volvió rápidamente por su mochila, por suerte habían conseguido estacionar en la vereda. Hacerlo en medio de la calle sería peligroso.

Un día más en su mundo, ya había pasado un año desde que volvió. Recordaba el agua quemando sus pulmones que de pronto se había convertido en aire puro, como si pudiera respirar bajo el agua. Fue una gran sorpresa el ir hacia la superficie y notar que se encontraba en su bañera.

El día había pasado de forma aburrida, y por la tarde debía ir al estudio de danza en el que tomaba clases por lo que bajo hasta el subterráneo para tomar el transporte. No creía necesario molestar a sus hermanos siendo que solo eran un par de calles.

Al llegar, acomodo su mochila en la parte delantera de su cuerpo y se apoyo en la pared a esperar el subte, sentía una sensación rara en el pecho, más al ver aquel anciano que tenía facciones muy parecidas a un viejo trabajador del  castillo.

De la nada, toda la estación empezó a temblar, los carteles de guía y los televisores cayendo del techo junto con los mosaicos de las paredes. Todo era un desastre. Marie se asustó y miró hacia los costados preguntándose por qué nadie parecía afectado por eso. Hasta que el tren vino a toda velocidad sin intención de detenerse. La castaña al ver esto cubrió su cabeza con sus manos y se agachó esperando el fuerte impacto...aquel que nunca llegó.

La luz del sol la encandiló un par de minutos hasta que su vista pudo acostumbrarse, frente a ella había una playa de arena blanca y agua cristalina. Estaba en Narnia, por fin.

–¿Volví? ¡VOLVÍ!–corrió fuera de la cueva por la que había llegado y fue directo hacía el centro de la playa, nunca la luz del sol la había puesto tan feliz.

Quito sus zapatos negros y sus medias para sentir la arena bajo sus pies y respiro profundo mirando al cielo. Le daba gracias a Aslan por permitirle volver.

Al mirar detalladamente las "montañas" que tenía enfrente noto distinguir ruinas entre ellas. Conocía cada rincón de Narnia como la palma de su mano, no había ningún lugar con ruinas.

Tomo sus cosas y, aún descalza, comenzó a subir por el lugar, aprovechando para explotar y tomar un par de las manzanas que había en un árbol. Ella solía plantar muchas cosas en el jardín de Cair Paravel. Arrastraba a Edmund con ella de vez en cuando.

Al intentar del árbol alejarse algo se clavó en su pie, era una pieza de ajedrez de oro, la reina para ser más específico. Recordaba haberle regalado esto a Edmund para uno de sus aniversarios.

Lo apretó en su mano recordando las largas partidas que compartió con su ¿esposo? ¿Seguía siéndolo? Tal vez él ya había encontrado a alguien más.

Ignoró esos pensamientos por un momento por la idea que acababa de pasar por su mente, estas cosas quedaron en el castillo, lo que significaba que tal vez estas ruinas habían sido alguna vez su hogar.

Lo confirmó al ver lo que algún día fue la sala del trono, pero decidió marcharse lo más rápido posible. Después de todo no quedaba nada ahí para ella.

Marie romo sus medias y zapatos para colocarselas e ir camino al bosque. Tenía la esperanza de que aún haya narnianos con vida, aunque no sabía cuanto tiempo había pasado. Frotó sus manos un poco, esperando que aquel vapor violeta saliera de ellas. Al hacerlo, apunto con las palmas hacia el bosque, destruyendo así la barrera que había creado.

Esperaba encontrar a alguien pronto porque no tenía algo para calentarse, y recordaba las noches en Narnia algo frías.

[....]

Che, ¿no les pinta votar? Ay suena re agresivo, pero en serio quiero saber si les va gustando el o.s

Este cap es más de relleno, no quería que Marie apareciera de golpe en Narnia. En el próximo conoce a Caspian y pasa lo del pov que subí a Tiktok

Edmund Pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora