Ardor

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Al llegar a casa todo fue drama por el dichoso pez, el que por cierto seguía sin nombre. Mi mamá e Itachi estaban tras de mí preguntándome la razón de porque decidí tener una mascota cuando yo les había rogado que no adoptaran a ninguna. Mi padre como siempre se abstuvo de hablar pero permaneció atento a la conversación.

Decidí evitarlos y dirigirme a mi habitación, para descansar un poco antes de que Karin llegara. Al acostarme los recuerdos de la tarde de ayer me invadieron. Los labios de Sakura eran más suaves de lo que imaginaba. Aún podía sentir su pierna entre mis dedos, y el impulso por subir aún más para poder explorarla completa. Jamás me había sentido tan deseoso por alguien, creía que besándola iba a apaciguar mis inquietudes. No obstante fue todo lo contrario, quería estar todo el tiempo posible con ella.

Volteé a ver la mesa en donde se encontraba el pez. Seguía en el pequeño rectángulo de plástico en donde no los entregaron. Al terminar clases le iba a pedir a Saku que me acompañara a comprarle todo lo necesario. Pero Kakashi de nuevo nos interrumpió, aunque era un profesor había algo raro en él. La miraba diferente, como cualquiera de nuestros compañeros. Supongo que sería lógico pensar que incluso a él le guste Sakura. Pero por ser empleado en nuestro colegio dudo mucho que intente algo.

Entré a la galería de mi celular para poder apreciar por milésima vez la que nos tomó su hermana el día de la feria. Con un cosquilleo en el pecho la seleccioné como fondo de pantalla. Yo mismo me sorprendía de lo idiota de mi comportamiento. Así que mañana antes de la escuela restablecería el fondo original. Pero por ahora, deseaba verla aunque fuera a través de una pantalla.

De repente la foto fue remplazada por una mía con Karin. Me estaba llamando, no me molesté en contestar ya que de seguro era para avisarme que había llegado. Bajé para abrirle y en seguida se abalanzó sobre mí. Le indiqué que pasará de una buena vez, y como de costumbre comenzó haciendo comentarios sobre mi mal humor.

-No me hagas enojar más de lo que ya estoy-

-Siempre te quejas de mí, pero tú estás peor, todo te molesta-

-Pero hoy fue una razón en especial-

-¿Una fan mía?- arqué la ceja para fingir interés.

-No, fue tu pequeña amiguita-

-¿Ino?-

-La otra, la rara-

-Hinata-

-No, no, la de cabello rosa-

-¿Pasó algo?- pregunté en lo que ella se sentaba en el sillón de la sala.

-Nada importante-

-Karin, dímelo- tomé lugar delante de ella para observarla fijamente.

-Con que ahora sí tengo tu atención- su mirada me analizaba esperando cualquier reacción de mi parte.

-Déjate de juegos y cuéntame-

-No, no es nada. Solo quería ver cómo reaccionabas ante ella-

Rodeé los ojos, y me levanté para servirnos algunos tragos del bar que se encontraba a un lado. Ella guardaba silencio, lo cual era anormal. Cuando volví para entregarle el vaso, pude comprender la causa. Entre sus manos se encontraba mi celular y una cara de odio por su parte.

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