Incidente

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Toc toc

-Adelante-

-Su baño está listo señorita Haruno-

-Gracias Kabuto, puedes retirarte-

Miré el reloj,  4 am, a pesar de que mis clases comenzaban a las 8 am. Me levanté de la cama y me puse una ligera bata color rosa palo para cubrirme, mi papá no permitía que nadie me vieran con shorts y tirantes. Apagué la alarma antes de que volviera a sonar, tenía una para cada rutina y estaba tan acostumbrada a ella que era como si me hubieran incrustado un reloj interior, calculaba perfectamente el tiempo. Después del baño, salí para cambiarme. Ahí tenía todo lo necesario para arreglarme, regla número 7 nunca repetir peinado en una misma semana. Me hice un pequeño chongo. Regla número 10 jamás aplicar mucho maquillaje, me puse una base muy ligera, poco blush y me enchiné las pestañas.

1...2...3...4...5... apagué la siguiente alarma con el fin de dirigirme al comedor. Bajé las escaleras tratando de memorizar con mayor rigor lo que vería hoy. Con el fin de asegurar mis calificaciones me enseñaron en casa todos los temas que vería en preparatoria, e incluso practiqué hasta el cansancio los entrenamientos físicos de cada disciplina.

-Buenos días padre-

-Buenos días Sakura, ven aquí y déjame apreciar cómo te ves con el uniforme- me puse delante de él. -Mmm bastante bien, veo que fue una buena inversión mandártelo a hacer a la medida, nadie lo noto ¿verdad?-

-No-

-Perfecto, siéntate y desayuna, ya leí tu informe de ayer. Me parece perfecto que sigas juntándote con esos chicos, todos son de familias importantes.-

-Así es, yo también los estudié, sé que son los adecuados para mí-

El resto del desayuno fue en silencio, noté la mirada de mi parte en cada movimiento que realizaba. Pero ya estaba acostumbrada a ello, cuando no lo hacía sabía que algo iba mal y únicamente trae consecuencias negativas.

-Tu hermana vendrá de visita-

-Qué bien-

-El problema es que vendrá con su esposo, así que por favor no salgas del cuarto al menos que sea necesario. No hablaras con ella y mucho menos con él, ¿entendido?-

-Sí padre-

Había pocas emociones que podía reconocer; angustia principalmente. Solía presentarse cuando padre anunciaba algo nuevo. La quietud era un valor que me había costado conseguir, así que cualquier cambio representaba un peligro.

Una vez que ingresé a la escuela podía sentir las miradas de todos, y aunque me era bastante común jamás había estado tanto tiempo sin vigilancia. Normalmente los hombres eran los más molestos, intentaban acercase y por educación no podía rechazarlos de manera brusca, pero tampoco ser lo suficientemente amable para que se formaran ilusiones.

Las clases transcurrieron lentamente, el aburrimiento era el sentimiento más presente en mi vida, los diálogos, las situaciones, las personas. Todos eran tan predecible, padre me enseñó cómo manejar las emociones de los demás, así que nada me sorprendía. No obstante, Hinata no me desagradaba, era callada y educada, me recordaba un poco a mí cuando era niña; rodeada de una inocencia que hoy en día desconocía.

Durante el almuerzo me volvieron a invitar con ellos, el grupo era peculiar, todos tenían personalidad contrarías complementándose ente sí. El único individualmente notable era Sasuke Uchiha, y no porque tuviera algo inexplicable como al parecer todas lo pensaban. Era arisco, grosero, con tenía una mirada de asco cada que se dirigía a mí.

-Hoy tenemos clase de natación Sakura-chan, la profesora es bastante estricta así que no te preocupes si te llama la atención-

-También tomé lecciones de natación en casa, entonces creo que me irá bien. Pero gracias por preocuparte Hinata.-

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