¿Quieres que pare? -Jung Hoseok.

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20/07/2021


-¿Y qué vamos a hacer hoy? -pregunté mientras me dejaba caer en el sofá.

-No tengo nada planeado. De hecho, vine para para que dieras ideas. Estoy super aburrido. -dijo con la cabeza recargada en el respaldo y con los ojos cerrados.

-¿Quieres ver una película?

-No.

-¿Quieres jugar videojuegos?

-No.

-¿Quieres ir a caminar?

-No me quiero mover de aquí.

-¿Entonces qué quieres hacer?- pregunté un poco irritada.

Giró su cabeza hacia mi dirección y me miró directo a los ojos de una manera muy penetrante, tanto, que no pude sostener la mirada y aparté mis ojos.

-¿Por qué esquivas mi mirada?

No respondí, por lo que me obligó a verlo a los ojos girando mi cabeza con su mano en mi barbilla. Sus ojos se abrieron un poco por la sorpresa de ver mis mejillas coloradas.

Efectivamente. Jung Hoseok, el popular, el fuckboy y también mi mejor amigo, me gusta desde antes de ser mejores amigos.

-¿Por qué estás sonrojada? Nunca te habías puesto así antes.

-Es porque me gustas, tonto. -volví a apartar la mirada- Pero tú nunca te das cuenta. -susurré con la intención de que no me escuchara, pero creo que fue en vano.

-¿Desde cuándo?

-Desde siempre. Desde el momento en que te vi entrar al aula en primer año.

-¿Y por qué nunca me lo dijiste?

-Porque cuando estaba lista para decírtelo llegó la chica nueva, y no parabas de hablar de ella.

-Solo quería llamar tu atención porque ya no sabía cómo más hacerlo. -sus ojos parecían decir la verdad, así que le creí.

Y lo besé. Sus ojos se abrieron al no esperar mi repentino beso y tardó un poco en darse cuenta de lo que pasaba para que me correspondiera el beso. Lentamente me recostó en el sofá sin dejar de besarme. Su mano derecha se posicionó en mi cintura tratando de pegarme aún más a su cuerpo, como si eso fuera posible; yo, mientras tanto, jugueteaba con los cabellos de su nuca.

Su mano empezó a bajar hasta mis muslos, rozando levemente las yemas de sus dedos contra ellos, haciéndome erizar la piel; y él lo notó, emitiendo una sonrisa fanfarrona en medio del beso.

Él, con más experiencia que yo, abrió mis piernas lentamente y se posicionó de tal manera en la que podía sentir su miembro erecto rozar contra mi feminidad, dando envestidas sobre la ropa.

Soltó mis muslos para dirigirse a mis pechos, sobándolos, masajeándolos y apretándolos, provocando que de mi boca salieran algunos gemidos.

Tomó la orilla de mi vestido, y lentamente me despojó de él, seguido de su camisa, sus jeans y su bóxer, quedando solamente yo en ropa interior.

Me besó toda la cara, dejando para el final mi boca. Bajó por mi cuello y por mis clavículas, deteniéndose nuevamente en mis pechos para poder deshacerse del sostén. Siguió con un rastro de besos húmedos por mi abdomen hasta la orilla de mis bragas, me miró a los ojos pidiendo un permiso que fue concedido para que fueran retiradas. Nuevamente abrió mis piernas y se sumergió entre ellas, haciéndome delirar con su habilidosa y húmeda lengua; hacía movimientos circulares, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, era el mero paraíso. Mi cuerpo entero se movía: mi abdomen se contraía, mis piernas temblaban como ciervo recién nacido intentando caminar, y mi boca no cesaba. Todo esto era tan nuevo para mí, que llegué a mi primer orgasmo antes de lo que creí. Tragó gustoso mis jugos y volvió a atacar mi boca.

De nuevo se posicionó en mi entrada.

-Espera. -lo detuve- ¿Tienes un preservativo? -se levantó rápidamente y de su cartera sacó uno.

Se lo colocó, y nuevamente se posicionó en mi entrada.

-Estás nerviosa. ¿Quieres que pare? -estaba tan nerviosa que las palabras no salían de mi boca, así que solo negué.

-Si algo no te gusta, te duele o quieres que pare, sólo dímelo, ¿sí? -asentí.

-Iré lento para que no te duela demasiado. -nuevamente asentí.

Entró todo y se detuvo por unos segundos mientras me besaba cariñosamente para acostumbrarme a su tamaño. Empezó a entrar y salir de manera lenta.

No sé cómo describir este dolor. No es un dolor como mis amigas lo habían descrito, más bien se siente como un ardor, pero a la vez se siente bien. Es un dolor placentero.

Después de un tiempo me pidió que cambiáramos de posición; él abajo y yo arriba.

-Para ser virgen, aah, te mueves bastante bien. Oh, Dios. Así. No pares. -pero estar en esa posición era demasiado cansado para mí, así que Hoseok me ayudaba sosteniendo mis caderas y marcando el ritmo.

Volvimos a cambiar de posición, y esta vez me ordenó ponerme en cuatro. Eran envestidas profundas, lentas y fuertes; estábamos llegando a nuestro orgasmo.

Se quitó el preservativo, lo amarró y lo enrolló con pétalo para después tirarlo en el bote de la basura del baño de al lado.

Regresó y se sentó a mi lado, tomó mis manos, y me miró directo a los ojos.

-Ya no quiero ser mas tu amigo. Quiero ser la única persona en la que pienses al levantarte y al irte a dormir. Quiere ser la persona que siempre te protegerá, te hará sonreír y te amará por el resto de su vida. ¿Qué dices TN? ¿Quieres ser mi novia?

-Sí. Sí quiero ser tu novia. - me besó brevemente, se puso de pie, recogió la ropa de ambos para después extenderme la mano.

-Ven. Hay que bañarnos antes de irnos. -tomé su mano y me puse de pie.

-¿A dónde vamos a ir? -caminamos hacia mi habitación.

-A cenar.

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Holis. He vuelto.

Espero les guste, y me regalen un voto.

No sé qué tan activa pueda volver a estar, pero daré lo mejor de mí, sólo ténganme paciencia.

Sin nada más qué decir, me retiro.

Que tengan un bonito día/tarde/noche.

-Sofia🌻.

-Sofia🌻

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