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Las damas portaban las modas más elegantes de París, llevaban los hombros descubiertos, iban cubiertas de perlas y lucían resplandecientes. Los hombres vestían de frac y guantes. La iluminación de las velas y la profusión de exquisitos arreglos florares le daban a la residencia McMichael un aire de magia. Pobre Eunice.

Frases de La cumbre escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora