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La novia estaba en el baño, de pie en su camisola y corsé, abriendo las llaves. De ellas salió vapor y los primeros chorros eran rojos como la sangre.
«Dios mío», gritó.
Aquí no existe Dios, pensó. Abandonen la esperanza, todos quienes entren aquí.

Frases de La cumbre escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora