«Futuro novio»

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Día número dos, y me encontraba llorando con desesperación sufriendo por mis dolores, maldita menstruación.

Mamá me había obligado a ir a trabajar, ella sólo se reía de mi sufrimiento. Pues claro, cuando a ella le llegaba, podía estar corriendo, hasta bailando, pero no, yo debo de estar llorando. Ay, eso rimó.

Luego de estar más de una hora llorando sin parar, tomé mi cabello en una coleta y salí de mi casa para dirigirme hasta la cafetería.

Ni siquiera me puse mi uniforme, mamá debe de saber que sí lo hago, es por muy mala gana. Al llegar, mamá ya se encontraba allí atendiendo a clientes con una enorme sonrisa, rodeé mis ojos al notar que su sonrisa no era por muy amable que era, si no, coqueteo.

Mamá pasó por mi lado y me entregó una libreta junto a una lapicera que comience el trabajo. Excelente.

Los primeros minutos pude fingir una sonrisa enorme en mi rostro, pero sólo los primeros minutos.

Al menos dos clientes se fueron decepcionados del local por la falta de atención y mal humor de su mesera, es decir, yo. ¡Me irritaba completamente que no sé decidieran! Tenían el menú en sus manos, no es tan difícil.

También los primeros minutos y horas, pude mantenerme de pie y movilizarme sin dificultad, pero luego parecía una anciana con problemas en mi espalda.

Llegué a tal punto de comenzar a caminar despacio y con mi cara desfigurada.

¡Oh, y otro punto a favor de la menstruación!

¿No les pasa que cuando caminan sientes que huelen a, hmm, sangre? ¡Porque a mi me pasa siempre y es totalmente asqueroso! Sé que estoy sangrando, pero no es para que medio mundo se entere. Otro motivo más para odiar a la marea roja.

Y por supuesto, el no tener sexo, pero allí iríamos a otra cosa. Mejor no hablamos de aquello.

—Uff, ¿Qué te paso anoche para que amanecieras coja? Nena, sé que disfrutaste anoche —río y susurró en mi oído.

Rodeé mis ojos y retrocedí, haciendo que mi cuerpo impactara con el suyo y así poder empujarlo. Él río aún más, para luego besar mi mejilla.

—Eres asqueroso. ¿Te diste cuenta que ayer te quedaste dormido en el baño y tuve que ir a despertarte para que te largaras de mi casa? —respondí, frunciendo mi ceño.

—Eso, querida, nunca pasó —afirmó—. Ahora se mi camarera, necesito a una hermosa chica atendiendo mi pedido.

Él caminó hasta una mesa vacía y se sentó allí, para luego mirarme e indicarme que me acercara. Suspiré frustrada, pero aún así lo hice, me acerqué.

—¿Qué quieres? —pregunté, colocando una nueva hoja.

—¿Así tratas a todos tus clientes? —él río, golpeando la mesa con su mano

—Niña, no te pagaré hoy si sigues espantando a la clientela —mamá llegó a mi lado, sacudiendo mi coleta.

—Ellos corren de mí, no es mi culpa —me encogí de hombros, suspirando.

—¡Hyukjae, cariño! —ella me ignoró por completo.

—Hola —sonrió.

—Que alegría verte por estos lados, futuro nuero. ¡Vamos! Pide lo que deseas, la casa paga —alzó sus brazos—. Mueve ese trasero tuyo, cielo, atiende a tú futuro novio.

—¿Por qué mejor no tengo una cita con mi futura novia? —pregunta Hyukjae, sonriendo a lo grande.

—¡Más perfecto aún! De inmediato les llegará algo para beber y comer.

—Te odio, realmente —hablé cuando mamá se retiró dando brincos.

—Muy pronto me amaras, hasta tú madre lo dice, ahora ven y siéntate conmigo, tendremos nuestra primer cita —golpeó la silla de su lado.

Suspirando, me acerqué y me senté a su lado, apoyé mi cabeza en la mesa y llevé mis manos a mi vientre.

—Me siento pésima.

—Obviamente te sientes así, porque aquella no es la manera de sentarse, nena —río, tocando mis hombros y enderezándome—. Así se hace.

—Ahora me duele más, te daré un tip, cuando las mujeres están en sus días, lo único que desean es estar lo más enrolladas posible.

—Entonces vamos a tú casa y nos acostamos en poción cuchara —pasó su brazo por mi hombro.

—Eres insoportable.

—Gracias, gracias, mis padres me lo repiten a menudo —respondió.

—Malditos dolores, como me gustaría ingresar a mi cuerpo y sacar mis ovarios.

—Bueno, eso no sonó bonito —pensó unos segundos—. Realmente sonó asqueroso, me lo imaginé, ugh.

Reí secamente y presioné aún más mis manos, saqué mi labio inferior y lloriqueé.

—Cállate.

—¿Realmente te sientes mal?

—No, tú ya me sentaste bien.

—Hablando seriamente, Moonbyul—su rostro cambió en un segundo, ahora mostrándose más preocupado.

—Me duele mucho, lo único que deseo es ir a mi cama a dormir —sentí como mis mejillas se mojan a causa de lágrimas.

—Ayer hablé con mamá porque quedé un poco bastante preocupado —admitió—. Ella me aconsejó que bebieras algo caliente y luego te tomaras está pastilla —él me la entregó—. Me dijo que siempre le hacía efecto, ella sufría igual o más que tú.

Sonreí al ver como sus mejillas se tornaron un poco rojizas, él me vio observándolo y quiso ocultarse, algo bastante estúpido.

—Estás sonrojado.

—Claro que no —contestó en voz baja.

Mamá se acercó y dejó dos tazas con café junto a unos pastelitos, sonreí al ver mi favoritos. Debía de admitir que amaba a mamá.

—Muchas gracias, Hyukjae—susurré. 

Menstruation - Moonbyul X HyukjaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora