Menstruation - Moonbyul X Hyukjae

«Héroe alimentín»

Una vuelta en mi cama, mis piernas levantadas, mi cabeza impactada contra mi estómago, mi cabeza apoyada en el suelo y mi cuerpo en mi cama, y asi y un millón de posiciones más.

Ya eran las seis de la mañana con quince minutos, y yo sólo había dormido dos horas como máximo. Mis ojos estaban intactos, observando el techo de mi cuarto.

Al ya no poder más, me levanté de mi cama y caminé hasta la cocina, allí me preparé un caliente té.

Cuando ya estaba preparado, me dirigí hasta el living y me lancé hacía el sofá, allí estuve por horas, intentando no moverme, no reír.

—Moonbyul, a trabajar —habló mamá bajando, mientras acomodaba su delantal.

—Mamita, hermosa, preciosa, de verdad me siento horrorosa, además que no dormí nada, por favor, sólo por hoy —supliqué, tomando sus manos y dejando algunos besos en ella.

—Odio que hagas eso, pero anoche escuché tus lamentos y lloriqueos —suspiró—. Sólo por hoy, mañana vuelves, sí o sí.

—Te amo, mamá.

Ella se fue, y yo me quedé sola en mi casa. Me levanté del sofá, para así preparar mi rápido desayudo, la verdad es que cuando mi gran amiga llegaba, mi apetito se iba por completo, a veces se iba, y otras veces llegaba, era algo completamente extraño.

Cuando iba a ingresar un pedazo de pan en mi boca, el timbre comenzó a sonar de una forma bastante alocada, haciendo que mi dulce pan con nutella impactara con el suelo. Inmediato mi labio inferior salió y lloriqueé lanzándome al suelo.

—¡Oh, querido pan! ¡Fuiste un grandioso amigo, siempre te recordaré! —exclamé observando todo mi pan destruido.

Grité frustrada cuando el timbre sonó nuevamente, bufé levantándome y caminando hasta la puerta. Aquél o aquella pagará por mi pan y Nutella. Absolutamente nadie se mete con mi comida.

Abrí la puerta, encontrándome con un paquete de toallas higiénicas frente a mis ojos. Fruncí mi ceño, y arranqué estas de las manos de él.

—Gracias, me hacían falta —dije, para luego cerrar la puerta en su cara.

Observé las toallas en mis manos, eran justamente como las que había comprado ayer, sin embargo, éstas tenían algo extraño. Una pequeña notita amarilla adornaba la esquina de ésta.

"Puedo soportar estos siete días contigo, ¿Aceptas?"

Reí, negando con mi cabeza. No sabía si sentirme completamente avergonzada porque él sabe que estoy desangrando, o encontrar esto como un gesto bastante tierno. Creo que me iré por la opción; "A la mierda, yo sólo quiero comida".

—Te abriré la puerta si sólo traes comida —grité.

—¡Pasé a un supermercado! ¡Está vez no sólo compré condones y toallas, también algo de comida! Mi auto está lleno de alimentos para ti —respondió gritando.

No esperé nada más y abrí la puerta para lanzarme a sus brazos.

—Eres como mí héroe alimentín —susurré, para luego correr a su auto y abrirlo, sacando cada bolsa de su interior.

—Sí, bueno, aunque no creo que ese superhéroe exista, de igual modo, gracias, supongo —habló, acercándose y quitándome algunas bolsas, juntos entramos y caminamos hasta la cocina.

—¡Tengo un hambre, que me comería la alacena entera! —grité, dejando las bolsas en la encimera.

—Tal vez podrías comerme a mi —coqueteó él, dejando la bolsa a un lado y acercándose a mi.

Pero sólo avanzó unos centímetros, cuando ya no estaba de pie, sino que quejándose en el suelo.

—¡Oh, no, un delicioso pan con nutella! — lanzándose al suelo , intentando encontrar algunos pedazos de pan.

—Esta bien, no te preocupes.

Él estuvo por un tiempo quejándose, pero luego guardó silencio y comenzó a buscar entré las bolsas. En cambio yo, me preparé otro sabroso pan con nutella.

Sacó un paquete de oreos, junto a una caja de leche, él se dio la vuelta, intentando buscar algún vaso, en ese instante le robé algunas galletas.

—¿Sabes qué? Ayer en la noche busqué en internet si habían condones con sabor a pepinillos, la verdad es que no salía mucha información, pero no negaba el hecho, entonces hoy en la mañana fui temprano al supermercado, y busqué, busqué y busqué, luego seguí buscando, buscando, buscando, hasta que adivina —volteó para sacar de las bolsas unos condones con sobres verdes—. ¡Los encontré!

Y en aquél instante, no pude aguantar más. De lo más profundo de mi cuerpo, salió una gran y sonora carcajada. La verdad es que no sé cuando tiempo estuve riéndome, pero al tranquilizarme, Hyukjae ya no estaba allí.

Saqué rastros de lágrimas de mis ojos, y tomando una profunda respiración, subí las escaleras, de seguro estaba en mi cuarto. Y así fue, él estaba observando cada detalle de el, junto a una nueva camisa blanca.

—No sé de quién sea esto, pero lo saqué.

—Tiene que ser de algunos de mis clientes.

Sus ojos se abrieron al máximo y su rostro se tornó pálido.

—¿Qué...qué...?

—Es broma, tonto.

Él soltó todo el aire retenido, para luego comenzar a reír sarcásticamente.

—Que graciosa eres.

Iba a responder con algunos de mis malos chistes, tal vez el del pollito, o el de la pizza. Pero en ese instante, un fuerte y desagradable sonido de una bocina llegó a mis oídos.

Aquél sonido podía reconocerlo de cualquier lugar. Mi madre había llegado en su vieja y espantosa camioneta.

—Debes lanzarte por la ventana, si mi madre te ve, seguramente se reirá de mi toda una vida —comencé a empujar su pecho, hasta posicionarlo a un lado de la ventana.

—Vamos, ¿No quieres hacer cositas malas conmigo? —él habló, utilizando una voz grave y lenta voz.

En ese momento me desconcentré y mi mirada se situó en sus apetitosos labios. Pero rápidamente volví al mundo al sentir el espantoso sonido. Luego soñaré con sus labios, ahora continuemos.

- Si no quieres que me mi madre te mate, será mejor que salgas ahora - En menos de un minuto, él ya estaba saltando mi ventana. La verdad es que al impactar con el piso, quedó unos segundos allí, inmóvil, creí que había muerto, pero rápidamente se levantó. 

—¡Estoy bien!

—Perfecto, ¡Ahora vete! —apunté, rodando mis ojos.

—¡No olvides que aún tengo los preservativos, y de tú sabor favorito, en algún momento podemos ocuparlos, linda! 

Entonces se alejó, corriendo como si un ratón de dos metros se encontrara en su pantalón. Y a mi me dejó en mi habitación con una enorme sonrisa, como si el mismísimo Harry Styles me hubiera dado like en una publicación.

Que interesante