Una situación desesperada (Segunda parte)

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-Iruma -kun, Amelie -san su esencia vital ha sido intercambiada...-

Los rostros desencajados de los jóvenes eran prueba que no podían creer lo que él es decía, pero pese a lo increible del asunto era completamente cierto. Tratando de explicar de manera sencilla lo sucedido, Sullivan continuo.

-...la única manera de hacer esto es mediante una poción mágica muy complicada de elaborar. Por ello es imposible que haya sucedido por error, pues la elaboración de dicha pócima conlleva demasiados riesgos al prepararla. El demonio que hizo esto es, por lo menos, muy hábil y listo. – Sullivan miraba directamente a su nieto y a la presidenta del consejo estudiantil, que, por sus muy sinceras expresiones, podía saber que, pese a sus esfuerzos de hacerlo ver simple, la realidad es que seguían sin comprender nada de la situación. Tratando de calmarlos el director de Babylis continúo hablando, sin embargo, dudaba que la información que les daría surtiera ese efecto.

-Supongo que lo que más les interesa es saber cuánto durarán los efectos y no les voy a mentir: un mes, como mínimo. Sin embargo, dependiendo el poder mágico del demonio que la hizo, los efectos podrían desvanecerse antes. – Un grito ahogado de Amelie con la voz masculina de Iruma llamó la atención del mismo Iruma y su abuelo. ¡Un mes!

-Por favor presidenta sé que suena mucho tiempo "viviendo en un cuerpo que no es el suyo", pero tengo la seguridad de que resolveremos esto antes. Solo era necesario que estén informados respecto a la situación, además que la honestidad siempre es el mejor camino. Y por ello Amelie -san, Iruma es humano. –

Iruma después de escuchar como su abuelito revelaba su secreto a Amelie -san como sí no fuera nada, como sí ella no fuera a hija de quien era, sintió que el tiempo se detenía y cualquier sonido del ambiente era reemplazado por ruido blanco y estática. Estaba acabado, su nueva vida, su familia, su hogar; sus amigos y Amelie jamás lo perdonarían. Una desesperación y angustia desconocidas se comenzaba a adueñar de él. Deseaba huir, pero las piernas no le respondieron, quedándose ahí, plantado en aquel lugar con su secreto al descubierto.

-Siempre lo había sospechado, así que no se preocupe director no le diré a nadie el secreto de Iruma, pues pienso que para ser un humano ... es un demonio simplemente excepcional. -

Esa simple frase, nuevamente dicha de manera casual, hizo que Iruma sintiera "algo" en el estómago que en automático reemplazo todo lo que antes había sentido. Respirando de manera pausada, Iruma pudo sentir como, tal vez, las cosas podrían salir bien después de todo. Sin embargo, las indicaciones que a continuación daría su abuelito le quitaron cualquier sensación agradable del cuerpo.

-Bien gracias, presidenta. Pero, creo que entiendes que la situación es grave y que es probable que no encontremos tantas demonios que apoyen la condición de Iruma, así que por ello te pido que nos ayudes conservar el secreto. Al menos, hasta que el Inframundo esté listo para ... bueno, eso es otra conversación. Por lo pronto necesitaremos de toda su cooperación presidenta. Si deseamos que el secreto de Iruma esté a salvo, ustedes dos...- Sullivan señalo a Iruma y Amelie, mientras los miraba fijamente con un aura bastante inquietante.

-Actúen de manera normal, y para ello...-

-Debemos hacernos pasar por el otro como si nada hubiese sucedido ¿Es así director? – Amelie había deducido rápidamente hacia donde iba toda la situación. Era complicado, mas no imposible, al menos para ella. En su caso, habría mayor libertad, pues al ser "Iruma" ella estaría menos presionada pues en la mansión Sullivan seguramente podría actuar como ella en lo posible. Sin embargo, el problema era Iruma siendo ella.

Su padre rara vez se hallaba en casa, pero no podía contar con esta ventaja, pues su progenitor era excesivamente perspicaz y observador. Un descuido podría significar que descubrieran lo que había sucedido con ellos y por ende, el secreto de Iruma, algo que no podía permitir bajo ningún concepto.

Love Potion (IRUAME, MAIRIMA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora