- Dame mi teléfono - Le pido a Cordan.Ya han pasado varios días desde lo ocurrido, apenas me pude levantar, cojeando pero lo hago. No soporto ser atendida por Cordan. Porque, A) Invade mi espacio personal siempre, B) Cuenta chistes malos, C) No sabe atender a una persona, D) Nunca pensé que una persona podría hablar más que Nahomi, pero estaba equivocada, Cordan habla el triple, y E) Siempre esta alegre; Yo ando demasiado amargada con todo esto - Aunque normalmente soy así - me genera estrés que ande siempre en ese estado.
Estamos en la sala, donde está el y Casear comiendo, viendo una película de terror.
- Pídeselo a Inferno - Me responde con la boca llena de comida y me da asco.
-¿Donde esta?
- En su despacho, la última puerta del pasillo de la derecha - Me ubica Casear.
- Pero no quiere que nadie lo moleste.
- Cordan por dios, es asqueroso que hables mientras tienes comida - Tenía que decirlo - De igual manera iré.
Ellos se encogen de hombros y siguen con su película.
A paso lento me dirijo a donde me indico, ubico la gran puerta blanca, sin tocar entro.
Examino el espacio, una librería grande a la derecha, un gran escritorio en el centro con una laptop y muchos papeles, un gran sofá con una mesa en el centro, y un ventanal en la pared de enfrente.
También observo a Inferno hablando por teléfono, tiene puesto un traje azul marino, que le queda perfecto, su pelo no está peinado pero se le ve muy bien así, tiene un poco de barba, una de sus manos en el bolsillo del pantalón, unos zapatos negros, y su rostro tiene una expresión de enojo. En definitiva este hombre está hecho para pecar y no salir del infierno que al que él te lleva.
No quiero admitir que me parece un hombre hermoso y súper sexy, su carácter a pesar de ser una mierda eso le agrega un toque muy sensual y dominante.
El me nota y su ceño se frunce más, dice unas cuantas palabras más y cuelga.
Nos miramos por unos momentos, me remuevo incomoda en mi lugar porque mi cuerpo está dando señales que no debería.
- ¿Qué quieres? - Su voz es brusca y ronca.
- Me dijeron que tienes mi teléfono, dámelo - Le extiendo la mano y el la mira.
No me responde, se acerca a su escritorio, se sienta en su gran silla - Estoy empezando a pensar que tiene una obsesión con los tronos, ya que todas sus sillas son de esa forma - y se coloca a mirar papales anotando.
Esta vez frunzo el ceño yo, mientras me acerco más.
- Te estoy hablando.
Hace como que no estoy en la habitación y no me presta atención.
Molesta, termino el espacio que me faltaba y de un solo golpe pego las palmas de mis manos contra su escritorio creando un sonido grande.
-¡No me ignores! ¡Te estoy hablando! - Le grito inclinando mi cuerpo hacia delante.
Este hombre hace sacar lo peor de mí.
El levanta la mirada poco a poco, la mirada que carga me hace saber que le ha molestado lo que acabo de hacer pero en vez de darme miedo o molestia, me genera otra cosa.
- Vuelve a hacerlo y no querrás saber lo que pasa - Dice bajo pero firme.
- Entonces préstame atención - Nos miramos - Quiero mi teléfono.

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𝕻𝖊𝖈𝖆𝖉𝖔𝖘 𝖈𝖔𝖒𝖊𝖙𝖎𝖉𝖔𝖘
De Todo-Deja de hacerme sufrir -La voz le temblaba y era baja. Se río y todos le siguieron. -A ver, un juego, si adivinas, te libras -Sonríe con malicia- Pero si pierdes podre seguir jugando contigo, ¿Que dices? Asintió para que prosiga. -Es mortífera...