"So you can drag me through hell If it meant I could hold your hand I will follow you 'cause I'm under your spell And you can throw me to the flames I will follow you, I will follow you"
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- ¡Kazutora, no puedes hacer esto!
- Observame -le dijo con una sonrisa retadora
- Papá va a molestarse mucho
- ¿Qué va a hacer? ¿Castigarme? -se mofó dejándose caer desde la nube en la que se encontraba
Para sorpresa de nadie, sí, me castigó, pero no fue con pulir las puertas del paraíso, o ayudar a San Pedro con el papeleo, como acostumbraba a hacer; esta vez fue algo que ni siquiera el listillo de Kokonoi habría predicho
- ¡Tú y toda esa sarta de desobedientes están desterrados! No podrán poner nunca más un pie en el cielo y serán condenados a pasar la eternidad allá abajo -sentenció su padre apretando un puño furioso
- ¿A la tierra? ¿Sabes lo fácil que sería vivir entre torpes humanos? -cuestionó socarrón cruzándose de brazos
- Más abajo, hijo -señaló el mayor conteniendo la carcajada al ver el rostro de su hijo mayor descomponerse en una mueca de espanto
- ¿El purgatorio? Padre tienes que estar jodiendome, ese lugar es muy aburrido, las almas no dejan de gritar en todo el día ¿cómo se supone que voy a dormir? -se lamentó el ojiambar
- Debiste pensarlo antes de bajar a la tierra y dejar que tus amigos hicieran un desastre -le reprochó con severidad
Ya en su habitación guardando en una maleta las pocas cosas que tenía, su hermano menor apareció con su acostumbrado rostro impasible y un dulce en la boca
- He escuchado que te marchas -dijo sacando la paleta de sus fauces
- Y yo escuché que te han ascendido a arcángel, felicidades Mikey -celebró cerrando la valija de cuero y tomándola con una mano
- Ese puesto debía ser tuyo -habló con un leve tinte de tristeza en su voz
- Te queda mejor ser el asistente del viejo, lo mío es ser un alma libre -contestó con una sonrisa suave
- Estarás encargado de castigar a los pecadores ¿cómo eso es ser libre? -cuestionó el más bajo sentándose en la cama
- Seré como papá, le daré mi trabajo a alguien más mientras yo soy el jefe -rió mientras cruzaba la puerta para reunirse con sus amigos y futuros compañeros de trabajo - adiós, hermanito
Reunidos justo frente al ascensor que los arrastraría por los niveles de la existencia hasta llegar a su destino, cada uno de los los ángeles con su respectiva maleta llena de cosas que recolectaron en sus expediciones al mundo humano, se miraron entre ellos con expresiones que iban desde resignación hasta emoción
