Kazutora se sentía como la mierda, había perdido a las dos personas que más le importaban en el mundo, pudo haberse quedado callado toda la vida y ver como eran felices juntos —pero no— eligió dejar salir sus malditos sentimientos y tirar todo a la basura, como único recurso, huyó de casa de Baji sin decir adiós.
Lo bueno de tocar fondo es que ya no puedes ir más abajo —o al menos eso creía él—.
Se dirigió a casa de Shinichiro por algo para desconectar sus pensamientos que lo asfixiaban a cada segundo, le dolía la cabeza, las lágrimas no paraban de brotar, su corazón estaba palpitando a mil por hora y le costaba respirar, a este paso iba a tener un ataque de pánico a mitad de la calle.
Finalmente y con todo el esfuerzo que pudo reunir, se dejó caer frente a la puerta del departamento tocando lo más fuerte que su cuerpo en pésimo estado le permitía.
- ¡Shinichiro! ¡Izana! ¡Abran la puta puerta! —exigió con la voz rota y la mano astillada con la vieja madera del objeto.
- Tora, ya no te venderé más —dijo el mayor desde el otro lado de la puerta, estaba tentado a abrir pero decidió ser firme cuando Izana tomó su mano y la apretó dándole una mirada decidida.
- Es por tu bien, Kazutora. Toma la rehabilitación enserio esta vez —secundó el albino con su típica voz tranquila.
- ¿Ah? Déjense de estupideces y abran la puerta —habló golpeando una vez más.
- Vete de aquí, Kazutora. Es lo último que diremos —sentenció Izana alejándose de la puerta acompañado de su hermano mayor.
- No quieran arreglar todo justo ahora ¡Esto es su maldita culpa! ¡ustedes me hicieron esto! —gritó furioso pateando la puerta que no cedió.
Se dejó caer al suelo abrazando sus piernas con sus brazos convirtiéndose en una masa amorfa de llanto y temblores, hiperventilando mientras se perdía en la oscuridad de sus pensamientos, cayendo en un vacío a la espera del golpe.
Estaba completamente solo, no le quedaba nada más, ahora realmente había tocado fondo, no habían dudas al respecto.
Kazutora juraba que podía ver la luz al final del túnel de su desafortunada existencia, recordó a su padre al que no había visto en semanas, se permitió desearle lo mejor a Baji y Chifuyu porque a pesar de todo los amaba, agradeció a Yuzuha por su compañía, a Emma por las veces que lo salvó de ser descubierto, y finalizó con Mikey ¡oh, Mikey! Ese chico era un ángel, le habría gustado visitarlo un poco más y perturbar su paz en el trabajo.
Sintió que su cuerpo era sacudido con desesperación y su alma cayó nuevamente a la realidad, allí fue donde distinguió una silueta borrosa que lo llamaba.
- ¿Kazutora?
Ir a visitar a sus hermanos nunca resultaba ser el paseo por el parque que esperaba, pero esa ocasión fue la gota que derramó el vaso; ni en sus más remotas pesadillas esperó ver inconsciente frente a la puerta al chico que había estado haciendo estragos con su perfecta rutina.
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𝐀𝐰𝐞𝐬𝐨𝐦𝐞 𝐦𝐢𝐱 𝐯𝐨𝐥.𝟏
FanfictionSong shots que necesitaba poner en algún lado Ships y escenarios variados Tokyo revengers no me pertenece, todos los créditos a Ken Wakui