"(Baby, we both know) That the nights were mainly made For sayin' things that you can't say tomorrow day (Do I wanna know?) Too busy bein' yours to fall"
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La quinta división de la Tokyo Manji Gang casi siempre lograba pasar desapercibida, ya que a su capitán no le gustaba involucrarse en asuntos que no requirieran exclusivamente de su presencia, normalmente tenía muchas cosas de las que encargarse y no le gustaba perder el tiempo en nimiedades
En contraste con el vice capitán que adoraba meterse incluso donde no le llamaban, para él, una invitación era imposible de rechazar, ya fuese a una pelea, a arrojarse de un acantilado a 20 metros sobre el nivel del mar, o simplemente al cumpleaños del debilucho de Takemichi que ni siquiera le agradaba del todo
Justamente por eso estaban ahí, junto a los demás altos mandos de la ToMan en la casa de Hanagaki celebrando algo que prometía ser una reunión tranquila y que terminó siendo todo lo contrario, sabía que no debió dejarse arrastrar hasta allí por Sanzu
El susodicho había desaparecido hacía un rato, solo le soltó un vago "ya vuelvo" como explicación y se adentró sigilosamente a la cocina, de eso habían pasado un par de minutos que se sentían eternos. Estaba solo en el sofá, con un vaso -de algo que ya era más hielo derretido que refresco- en la mano y su mirada pegada en las idioteces que sus compañeros cometían bajo los influjos del alcohol
Baji y Kazutora jugaban beer pong intentando atinarle al ombligo de Pah, que yacía dormido en el suelo junto a Peh después de que ambos bebieran una botella completa de un licor barato de origen desconocido cortesía del chico con el tatuaje de tigre
Takemichi, Chifuyu, Mitsuya y Smiley estaban frente al televisor bailando "Kill this love" en una partida de just dance que solo dejaba ver lo ebrios que estaban, se movían descordinados y sus pies se enredaban cada tanto, poco faltaba para que terminasen en el suelo
Draken le hacía unos cuantos garabatos en la cara con un rotulador a Mikey, que cayó en una especie de coma después de comer 4 rebanadas del pastel de cumpleaños
Sí, definitivamente ese no era su ambiente. Cómo podía competir con el hecho de que la mayoría de ellos se conocían desde niños, convivían a diario en el colegio, o simplemente eran muy buenos socializando como Takemichi o el propio Sanzu que hablaba hasta por los codos cuando era necesario
Cómo si lo hubiese invocado, el chico de las cicatrices apareció por la puerta de la cocina, le dijo algo a Takemichi que no alcanzó a escuchar y se acercó a él tirando de su brazo
- Todo listo, vámonos -le sonrió llevándolo hacia la salida de la casa
- ¿Dónde estabas? -cuestionó siguiéndolo a la calle
