[NARRA WANDA]
-¿Por qué haz venido? - Susurró luego de unos minutos pegada a su cuerpo.
-Pietro me ha pedido que te cuide y... Harry me ha dado sus obsequios para ti.
-Que lindo es Henry. Lo extraño. - Murmuro su cuello. Ella se ríe levemente.
-Él también te extraña... ¿Quieres que me quede o que me vaya?
¿Qué quiero? Quiero... Estar sola, pero a la vez estar con Romanoff es... No se siente mal, me siento cómoda, no es como el resto de la gente.
-Quédate, pero no te ilusiones. Eres lo más cercano a... Un amigo aquí. - Murmuro y ella sonríe.
-¿Quieres ver los Simpson miemtras te preparo algo para comer? - Asiento lentamente y ella toma mi mano para ir al salón. - Tú... Date un baño. - Asiento. - ¿Quieres algo en especifico o cualquier cosa?
-Cocinas bien... Lo que sea me gustará. - Murmuro avergonzada. No acostumbro a que hagan ésto por mí.
Aprendí a cocinar y realmente lo hago bien.
-Bien... Ve a ducharte. Cuando vuelvas tendré los Simpson para ti.
Camino hasta la escalera y me detengo.
-¿Romanoff? - Ella se gira hacía mí. - ¿Podemos ver hora de aventura o Gumball? - Ella sonríe y asiente. - Gracias.
Okay... Esto es como tener un déja vu.
___________________________________[NARRA NATASHA]
Ver a Wanda romperse por un corazón roto era lo que menos esperaba de hoy.
Pero ver a Wanda diciendome que dejó de ser ella porque creía que así su ex prometida se quedaría a su lado... Me hizo pedazos.
¿Eso es mi culpa? Claro que lo es, yo la dejé y ella creyó que fue porque era inmadura, cuando yo realmente amaba esa inmadurez, toda esa soberbia y egocentrismo no hacían más que enamorarme al igual que sus juegos y bromas infantiles. Toda Wanda era perfecta para mí, toda ella me hacía feliz.
Luego de terminar de cocinar pasta y un poco de una salsa que Wanda amaba que hiciera, lo dejé reposar y fui a buscar sus caricaturas.
Wanda llegó unos diez minutos más tarde en un pijama de stitch y con la nariz y ojos rojos. Claramente había llorado.
Me acerqué y noté su cabello aún húmedo.
-Vas a enfermar sí no lo secas biem. - Murmuro.
-Da igual... - Suspira y noto lo ronca que sale su voz debido al llanto.
-Trae una toalla. - Ella se gira y trae una toalla. Le digo que se siente en el sofá, sin embargo ella se sienta con un cojín en el suelo.
-Que te den. No sigo tus órdenes. - Murmura ella molesta.
-Ya sé, cariño. - Giro mis ojos y ella no dice nada. - Anda, dime que soy una hija de puta y que no gire mis ojos.
-No tengo ganas. - Suspira y yo hago una mueca.
Ésto es deprimente.
Voy a la cocina y le llevo su cena acompañada de un vaso de coca cola. Se lo entrego y agradece cabizbaja. Me siento en el sofa y comienzo a secar su cabello con la toalla que me ha entregado.
Ella simplemente come mientras observa los dibujitos en silencio, no veo mueca alguna
Cuando noto que su cabello ya no destila agua y está relativamente seco, acaricio lentamente su cabeza y ella al terminar de comer, sube al sofá y recuesta su cabeza en mi regazo.