[NARRA WANDA]
Ha pasado una semana y Romanoff viene sin falta todas las tardes. Ayer me enseñó los papeles de divorcio para Sylvie, es insistente, quiere que crea en ella.
Más que insistente, persistente. No me agobia, al contrario, es dulce recibir tantos mimos, y sabe cuando detenerse.
Le he dicho 'Romanoff, estás siendo muy melosa. Aléjate o te apuñalo' y lo entiende. Tal vez porque sabe que quizá sería capaz de apuñalarla.
Hoy es lunes y se supone que pretendía regresar. Estoy manejando a la escuela, sin embargo estoy ansiosa, no quiero tener un ataque de pánico, pero... Okay, soy psicóloga, puedo con ésto.
___________________________________
Okay, me arrepentí y me regresé al departamento por dos razones. Me dio un ataque de pánico en cuanto sonó la campana y tuve suerte de que Romanoff estuviese allí, estuve llorando media hora con ella en el sofá y ahora me ha dicho que me de un baño, sin embargo... No puedo.
Estoy sentada en la cama y ni siquiera puedo mover la vista de la pared.
-¿Aún no te haz duchado? - Niego lentamente. Romanoff camina hasta sentarse a mi lado. - ¿Te sientes muy mal? - Asiento lentamente.
-Sí no hubiese sido por ti... Probablemente me hubiese desmayado. - Suspiro avergonzada. - No puedo depender del resto todo el tiempo, incluso para olvidarte tuve que aferrarme a Sharon y no quiero... Aferrarme a alguien para tener que superar a Sharon, mucho menos a ti.
Las lágrimas caen por mis mejillas. Romanoff acaricia mi cabello.
-Wanda, yo... No quiero que me uses para... Olvidarla, yo quiero estar a tu lado en tu proceso, eso no significa que yo haré todo por ti, claramente todo será única u exclusivamente tu esfuerzo.
-No lo veo así... Estuviste a mi lado toda la semana y yo me sentí mejor por ti, no por mi. Esperaba hasta la hora de la salida por ti... El resto del día ni siquiera me alimentaba, miraba las horas pasar y ya. - Suspiré. - No sé por que la extraño tanto... No recordaba que doliera tanto y me jode.
-Lo entiendo... - Acaricia mi espalda. - Mira... Prometo que dejaré que vivas tu proceso y sanes lo que debas completamente sola, pero déjame ayudarte a poner los primeros ladrillos de esa muralla... Todos necesitamos un pequeño empujón... ¿No? - La observo y ella sonríe.
Que bonito habla y que lindos labios tiene la hija de puta.
-Bien... - Susurré y ella secó mis lágrimas con sus pulgares.
-Te ayudaré a lavar tu cabello, vamos al baño. - Sonrió y yo la seguí.
Al llegar comencé a abrir mi camisa negra y ella se giró rápidamente.
-Romanoff. Ya nos hemos visto en cuatro y pidiendo más. ¿Realmente necesitas voltearte?
-Joder, Wanda. Tacto, eso te pido. - Murmuró aclarando su garganta.
-Me dejaré la ropa interior, no pretendes que me duche con ropa, ¿no? - Comenté burlona. - Sí tuviese tacto me extrañarías, con Sharon debía cuidar todo lo que decía.
-Tienes razón, me gusta que seas de lengua suelta. - Murmuró ella. Sonreí ante eso. Se giró y observó mi abdomen.
-¿Qué? ¿Te gusta?
-No, es decir, sí, pero... - Se sonrojó y comencé a reír.
Debo aceptar que siempre me ha gustado ponerla nerviosa y extrañaba esto.
Es una sensación diferente, con Sharon no podía soltar comentarios así, ni siquiera el sexo era sucio o tosco, todo era apagado... ¡No me quejaba! Pero... Claramente le quitaba lo divertido al asunto.
