[NARRA WANDA]
Al llegar al departamento Yelena me ayudó a recostar a Harry. Hoy no quiero dormir sola, por lo que le pedí a Romanoff que compartamos su habitación.
Me fui a acostar con boxers que me regaló Nat, son de hora de aventura y un sujetador deportivo. Romanoff estaba con aquellos sexys y cortos pijamas de milf que solía usar.
Mis manos fueron directo a sus muslos y besé su cuello.
-Hola, preciosa. ¿Estás provocandome? - Pregunté en su oído.
-Siempre estoy provocandote. - Murmura ella. - ¿No prefieres ver una película de terror? Así gritas un poco. - Sonríe burlona.
¡Sólo grité una vez y fue porque la puerta se azotó! No me asustan las películas de miedo.
(+18 contenido adulto)
-¿Por qué mejor no vienes... Y me haces gritar tu? Hasta que se me olvidé mi nombre y sólo me sepa el tuyo. - Susurré contra su cuello y ella se tensó. - ¿Eso te gustó, Romanoff?
-Me gustas tú... - Sonrió. - ¿Vas a follarme? - Preguntó al girarse y permitir que me suba sobre su cuerpo.
-Te haré el amor... ¿Me extrañaste éstos seis años? ¿Sylvie lo hizo mejor? - Ella niega.
-¿No me extrañaste?
-Sí lo hice... - Jadea el sentir como quito su braga rápidamente. - ¿Y tú a mí?
-No quiero aceptar que... A veces sí. - Gruño contra sus senos. - Quítate el pijama, anda.
Me siento sobre la cama y ella se sube a horcajadas sobre mi cuerpo, al quitarse el pijama se mantuvo desnuda sobre mi regazo y yo la observé fijamente. Cada detalle de su cuerpo era precioso.
-¿Te gusta lo que ves? - Pregunta sonriente y toma mis manos para llevarlas a sus senos.
-Eres como el vino, Romanoff... - Murmuro antes de llevar mi boca a su seno y comenzar a masajearlo con la lengua.
Ella soltó un gemido y se alejó rápidamente.
-Quítate la ropa. - Murmuro. - No es justo que yo esté desnuda y tú no.
-Chica astuta. - Murmuré y comencé a desvestirme.
Al estar ambas desnudas las caricias y gemidos era todo lo que había en la habitación.
Sus manos acariciaban mi cuerpo con delicadeza mientras que yo lamia dos de mis dedos para llevarlos a su interior.
Natasha soltó un gemido agudo al sentir mis dedos en su interior, se aferró a mi cuerpo y comenzamos a compartir besos apasionados mientras yo la embestia con suavidad.
-Te amo... - Susurró en mi oído mientras su cuerpo ardía en calor debido a la situación.
-¿Ah si? ¿Cuánto? - Pregunté continuando con mi labor.
Ella soltó otro gemido y se mantuvo en silencio luego de eso.
-Mucho. - Susurró al pasar los minutos.
Continuamos así hasta que sentí su orgasmo llegar. Luego de eso ella decidió que quería probarme.
Bajó dejando besos por mi abdomen y dando pequeñas mordidas a mi abdomen marcado.
-¿Qué sucede? - Sonreí al ver como se quedaba quieta.
-Estoy nerviosa. - Murmuró y comencé a reír. - No te rías.
-Romanoff, eres la adulta.
-Pero no quiero hacerlo mal. - Gruñe.
Luego de eso puedo decir que me ha dado el mejor oral de mi vida. Sentía su boca casi pertenecerme de alguna manera.