9-11-2020

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Hoy Shoko me hizo otro hechizo, y me dijo que probara hablar. ¡Adivina qué!

No puedo hablar.


Jajajaja mentira xD probé hablar y pude decir "salmón" y "atún" a la perfección, estoy muy feliz ^^ creo que el hecho de lo que pasó con _______ ayer me hizo acelerar el proceso de curación.

Me dijo que repose un día más por si acaso, pero que ya las heridas del cuerpo las tengo bien, por lo que puedo caminar y hacer cosas mientras no fuerce la voz.

¡Estoy muy feliz! Voy a salir a dar una vuelta por el patio de la escuela.

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Toge disfrutaba de la brisa fresca que le brindaba aquel otoño japonés en el patio tradicional que, como se esperaba en esa temporada, mostraba los cerezos que adornaban el lugar y lo envolvían con los colores rosas de las pequeñas hojas como también con el marrón oscuro de los troncos. La vista era simplemente preciosa, y una que sólo se podía apreciar en dos estaciones del año. Para agregar, en el pasto yacía cierta castaña sentada, lo que, para el masculino, embellecía aún más la vista.

_______ no se había dado cuenta de su presencia, pues se encontraba sumida en la belleza del patio exterior, pero cuando giró su cabeza, logró divisarlo y con una amplia sonrisa, gritó:— ¡Toge! Ven. —tocó un par de veces el pasto, incitandolo a  sentarse a su lado.

Obedeció sus ordenes y, con tranquilidad, se sentó donde le había indicado.

— ¿Viniste a pasear? El día esta hermoso, aunque hay un poco de viento.

— Salmón. —asintió.

— Eso significa sí, supongo. —a pesar de en una madrugada haberse aprendido el vocabulario raro de Inumaki, todavía no se acostumbraba del todo.


— Salmón. —repitió, afirmando su suposición.


— No deberías forzar la voz, Inumaki. —de su bolsillo, sacó su móvil, el cual era de un color negro. Se lo tendió al contrario, con la aplicación de "Notas" abierta— Ten, ahí puedes escribirme así no tienes que hablar.

El de cabellos blanquecinos quedó sorprendido por unos instantes; nunca hubiera pensado que la tecnología podría servirle de esa forma. Aunque, claro está que nunca lo sabría, pues ni siquiera usa el móvil. Lo tiene tirado como si de una chatarra se tratara. Solamente lo lleva en misiones, para recibir llamadas o mensajes con información que le puede servir.


Rápidamente comenzó a escribir: "Shoko me dijo que para mañana ya puedo hablar perfectamente y puedo volver a entrenar, así que estoy feliz" le mostró la pantalla una vez culminó de teclear. La castaña se tomó unos momentos para leerla, y entre sonrisas, habló:

— ¡Qué bueno! —se miraron por unos segundos sin saber qué más decir. Era la primera vez que habían sostenido la mirada por tanto tiempo, y, para la sorpresa de ambos, no fue nada incómodo. En cambio, permanecieron admirando cada detalle que denotaban sus rostros, y, aunque ________ no pudiera verle la cara completa, sabía que estaba sonriendo de alguna forma. Podía notar como sus pómulos se levantaban con levedad y sus mejillas tomaban un rojizo color ante la dulce mirada de la femenina.



— ¿Nos sacamos una foto? —cortó con la tensión. Al ver que el masculino asintió, pidió:— ¿Puedes sacarla tú? —con torpeza el contrario buscaba el icono de la cámara. Ante la atenta mirada de ______ cualquiera se podría nervioso, pero finalmente encontró la aplicación y la abrió.

Estiro su brazo frente a ellos, para que ambos pudieran verse, y se aseguró de que salieran también los preciosos árboles de cerezo. Sacó bastantes, pues notaba que la femenina realizaba distintas poses, mientras que él solo permanecía en una sola pose. Una vez creyó que estaba bien, le tendió el celular nuevamente. Ésta lo tomó entre sus manos y, con una divertida sonrisa, se fijaba en cada una de las fotografías que había sacado. Se veía tierna, debía admitir.



— Salimos lindos, ¿no? — el masculino asintió.— ¿Me sacas una a mí? Que salga el cerezo. —se acomodó más alejada de él, para lograr que saliera su torso y parte de los cerezos detrás suyo.

Inumaki no tardó demasiado en poner la cámara trasera, y una vez acomodó el móvil en la posición que creía correcta, tomó una ráfaga de fotos, para cerciorarse de que tuviera muchas para elegir.


Cuando _______ se movió hacia delante, tomando el celular, se puso a revisar las fotos como lo habia hecho anteriormente. Una leve mueca adornaba su rostro; quizá no estaba convencida con las fotos que le sacó.



— Hm... No me gusta como salí. ¿Tú qué dices? —volvió su vista al hechicero, que abrió levemente sus ojos.


El mismo tendió una mano, y la castaña lo miró extrañada; no sabía a qué se refería, pero cuando con sus pálidas manos señaló su móvil, se lo tendió, sin realmente saber qué haría con él, hasta que notó que abrió la aplicación de Notas nuevamente.



"A mi me gusta como salió. Eres muy fotogénica"


Con un poco de inseguridad mostró la pantalla. Primeramente había escrito "Para mi estas hermosa", pero creyó que iba a ser demasiado atrevido. La femenina sonrió luego de leer el texto.




— Gracias, quizá la ponga de perfil, entonces. —hizo un ademán en guardar el móvil en uno de los bolsillos de su uniforme. A la castaña le parecía bastante conveniente que su uniforme consistiera de una pollera tipo campana, que tuviera bolsillos a los costados, además de una camisa común en la parte de arriba.





No tuvo siquiera tiempo de guardarlo, que apareció el icono de Maki llamándola. Atendió al instante; sabía que cuando la llamaba era por algo urgente, pues, de no serlo, simplemente le enviaría un mensaje.






— ¿Sí? —preguntó, y al escuchar el grito alarmado de Maki, se paró al segundo del pasto. Toge divisaba la situación enajenado— Está bien, voy para allá.  —miró al contrario por unos segundos, explicándole la situación:— Maki llamó. Dijo que encontró a una maldición de tercer grado, pero que necesita ayuda. Perdona, te tengo que dejar. ¡Gracias por acompañarme! — con prisa se fue del lugar, sin antes hacer algo que siempre quiso hacer; revolverle el cabello a Inumaki. En ese momento lo confirmó; tenía el cabello muy suave, tal como pensaba.








El masculino se sorprendió ante su toque, más no dudó en ocultar su rostro como pudo con el cuello de su chaqueta; estaba demasiado avergonzado.














El diario de Toge InumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora