VIII

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-¿Eres tú, Kacchan? -.

Aquel dragón que lo miraba con anhelo, comenzó a desprender humo por su cuerpo, volviendo a su forma humana. Izuku tosía debido a la neblina caliente, poco a poco disipó, dejando ver así aquella figura que ocupaba sus pensamientos.

Ahí estaba, aquel hombre prominente, de grandes músculos. Su tez morena, sus ojos bañados en un rojo carmesí acompañados de una mirada orgullosa. Su piel, se veía tan tosca. Izuku analizó con detalle aquella desnuda figura. Hasta que bajó demasiado la mirada, y acabó apartándola ruborizándose por completo.

Haciendo reír al rubio cenizo orgulloso por la reacción del pequeño de cabellos rizados.

-¿Te pongo nervioso, Deku?-. Sonreía victorioso.

-¡N-No es eso!-. Izuku estaba realmente avergonzado , pero recordó la última escena juntos, haciendo cambiar su semblante nervioso a uno serio y molesto. Bakugou de mientras se colocaba unos pantalones negros de algodón que llevaba siempre de emergencias por si llegaba a transformarse, lo llevaba al lomo de sus alas.

-¿Por qué estás aquí?-. Preguntaba Izuku mirando hacia otra dirección.

-He venido a buscarte.-. Dicha respuesta sorprendió al más bajo.

-¿Por qué? Ya te dije, que conmigo allí los sucesos anormales no cesarían. -.

-Me importa una mierda, ¿te crees que mi reino no puede contra esas plantas violadoras?-.

-No son solo las plantas Kacchan...-.

-Lo sé.-. Respondía serio, haciendo que el angel lo mirase a los ojos.

-Lo sé, pero no me importa. Te quiero de vuelta.-.

Ambos quedaron en silencio, mirandose fijamente el uno al otro.

-Deku , yo el otro día...-. Tragó, apretando sus puños con fuerza, mirando al suelo con verguenza.

-El otro día, me comporté como un animal. Lo siento.-. Dijo lo último, mirándolo a los ojos de forma serena.

Katsuki iba en serio.

Izuku, totalmente sorprendido y conmovido, podía notar sus ojos llorosos.

Poco a poco, como si tejiese una tela de araña, podría abrir el corazón del chico.

Una bella sonrisa se formó en los labios de Izuku. Una sonrisa que, caló en lo más profundo del no tan frío corazón del cenizo. Formando así un pequeño rubor en las mejillas de éste.

Pum

pum

pum

pum

pum

"¡Diablos! Dichoso corazón , deja de palpitar tan rápido, podrá escucharte..."

-Ejem, ejem...-. Tosía de forma fingida e incómoda la sirena que todavía se encontraba allí. Izuku salió del trance.

Ángel Predestinado [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora