Ma

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Kara pov

El llanto de Denisse me hace dejar mis lamentaciones y correr en su busca.

—Ya, ya cariño. Mamá está aquí. —le murmuro a mi pequeña, mientras la balanceo entre mis brazos tratando de calmar su llanto, pero no parece funcionar.

Estira su manito en dirección a la cuna y es cuando me doy cuenta que su pingüino de peluche se encuentra en el suelo, ahí está la razón de su llanto, desde que Lena se marchó de nuestras vidas, Denisse se aferra a ese peluche como si fuera un salvavidas, la razón quizás sea que lo asocia con ella.

Me acerco con ella en brazos y levanto el pingüino de peluche y se lo acercó a mi hija, está comienza a llorar desconsoladamente después de acercarlo a su carita para olerlo

La observó insegura y llevo el peluche a mi rostro, no huele mal. Lo lave en la mañana… me golpeó mentalmente. Que estúpida, hasta ayer ese peluche olía a Lena, solíamos rociarlo con la fragancia de la pelinegra para que la sintiera cerca y ahora el aroma se a borrado.

Me muevo con ella en mis brazos, sin perder la esperanza que el balanceo funcionará en algún momento, pero el llanto solo parece incrementar.

No soy yo lo que ella necesita o quiere.

Las últimas semanas antes de la discusión, Denisse se acostumbro a que fuera Lena quien la dormeciera, lo que me hace estar segura que son sus brazos los que quiere. Es por ella por quien llora, está acostumbrada a las idas y venidas de Lena, pero para su mente infantil Lena ya se ha ido por demasiado tiempo. Los bebés tienen a ser rutinarios y la partida de Lena, claramente a alterado la de mi hija.

—Lo siento cariño. Mamá a sido una tonta y ahora eres tú quien está sufriendo las consecuencias. —me disculpo profundamente, le he quitado a mi hija a su otra madre y no se que hacer para arreglar el desastre que yo misma he causado.

Lena no quiere saber nada de mi y estoy segura que si le llamo en este momento no atenderá el teléfono.

Camino con ella a mi habitación, en dónde tengo guardada algunas prendas de Lena, rogando porque alguna conserve su olor.

Cuando cumplo mi misión, acercó la blusa a mi pequeña que la aprieta con fuerza en sus manitas y la acerca a su rostro comenzando a gimotiar.

Beso su carita limpiando sus lágrimas.

Está rompiendo mi corazón y yo soy la única causante de esto.

—Lo siento, lo siento tanto bebé —sollozo con culpabilidad, mi pequeña parece un animalito herido, aunque a dejado de llorar, no ha parado de quejarse buscando consuelo. —Vamos mi amorcito, estoy aquí, mamá está aquí, por favor no llores, me parte el alma verte así.

—Ma…

—Si mi amor, mamá está aquí contigo

Ella solo negó y enterró su rostro en mi pecho.

Unos minutos después levanto su carita y me miro con sus ojitos ya rojos a causa de las lágrimas. —Ma —gimio

—Aqui estoy bebé

Ella volvió a negar y su llanto incremento.

Nunca en mi vida me había sentido tan inútil, desearía poder leer las mentes para poder entender a lo pequeña.

Justo cuando estaba a punto de comenzar a desesperarme recordé que Lena solía ponerle música suave en la sala mientras la mecia en sus brazos.

No sé si funcionará, pero me pongo otra prenda de Lena, salgo de mi habitación y me dirijo allí.

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